𝐒𝐔𝐍𝐆𝐒𝐔𝐍 || ❝Quiero darte muchos besitos, como hacen mis padres❞
Donde con un simple e inocente juego de paternidad, Sunoo y Sunghoon descubren el amor.
𝐈𝐍𝐅𝐎𝐑𝐌𝐀𝐓𝐈𝐎𝐍
Original: garuming
Portada: honiegraph
₍🐝₎ adaptación autorizada
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El cansado castaño se dirigió a su salón, desvelado pero siempre puntual.
Tenía una inexplicable sensación en su corazón desde ayer, domingo.
Eso lo tuvo inquieto toda la noche y casi no pudo dormir.
—¡Sunoo! —escuchó a su amigo Jungwon. —¡Sunooo!
El, ahora pelirrojo, llegó casi derrapando al lado del castaño. Eran amigos desde los 10, gracias a Jungwon él no estuvo tan triste.
—¿Qué pasa, Wonnie? —preguntó con calma, viendo a su amigo que era lo contrario a él, dando pequeños saltitos de pie en pie.
—¡Hay un chico nuevo uniéndose a la clase!
El corazón de Sunoo dió un vuelco. ¿sería posible...?
—¿E- en serio? —dijo, ignorando su pulso haciéndose más rápido.
—¡Sí, yo lo ví en la sala de profesores!
Y antes de que pudieran seguir con su emoción, el profesor hizo presencia.
—Buenos días, alumnos. —fisgoneó una cabellera pelinegra detrás del adulto. —Tenemos un nuevo compañero. Presentate.
El chico finalmente se dejó ver, y...
—Buenos días. —hizo una reverencia. —Mi nombre es Park Jay.
No era la persona que esperaba.
—Bueno... —prosiguió el profe, al ver que el chico no tenía muchas ganas de presentarse. —Bienvenido. Sean amables con él, muchachos.
—¡Qué guapo es! —le susurró su amigo, apretando su brazo.
—Sí, supongo... —dijo sin mirarlo. ¿por qué su corazón dolía por algo que sabía que era imposible.
Sus manos picaron por mensajearle a Sunghoon, pero llevaba un buen tiempo sin siquiera responder sus viejos mensajes.
—¿Crees que tenga una oportunidad?
—¿Mhm? —salió de sus pensamientos. —¡Jungwon!
Al final el pelirrojo se las arregló para que el chico nuevo se juntara con ellos, a Sunoo no le importaba mucho, él simplemente observaba de reojo a su amigo y sus pupilas de corazón cada que miraba a Jay.
Era muy enamoradizo su amigo, sin embargo, nunca lo correspondían. Esperaba que no se deprimiera pronto, no podría consolarlo si estaba igual de triste.
Con su mirada perdida —la cual no estaba perdida en realidad; miraba el hangul en el pizarrón, fingiendo que no pensaba en alguien específico— escuchaba a los otros dos, más a Jungwon sinceramente, hablando sobre sus gustos e intereses.
