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En la próxima cita, el desconocido estaba allí.

Ah, ¡bingo!

DoYoung trató de no retrasar tanto su saludo, así que en cuanto tuvo la oportunidad le tendió su mano, presentándose.

— Hey, me llamo DoYoung. — Soltó sacudiendo su mano de arriba abajo cuando el desconocido la tomó, algo boquiabierto y divertido también.

— YeDam. — Dijo con una sonrisa.

— Hola, YeDam. Hace semanas que te veo y me pareció algo estúpido no presentarme. Si nos vamos a seguir viendo... no lo sé, ¿podemos ser amigos de espera? Ya sabes, podemos hablar sobre cosas cuando estemos sentados el uno al lado del otro, casi compartiendo espacio personal... — Dijo emitiendo una risa nerviosa. — Es incómodo cuando estás sentado así de cerca con alguien y no sabes nada sobre la persona de al lado.

El rostro de YeDam lucía confundido.

— Eh... sí. Claro, podemos ser amigos de espera, por qué no. –—Dijo, y DoYoung sintió que lo decía por cortesía. Pero qué demonios, podía aceptar eso. La cortesía era buena.

— Mm, entonces... ¿qué son esos cuadernos? — Preguntó apuntando a lo que YeDam guardaba entre su abrigo.

— Son cuadernos de dibujo. — Explicó. Aún parecía no tener la confianza suficiente para hablar con soltura, lo cual en opinión de DoYoung era absurdo. Técnicamente se conocían desde el mes pasado, ¡oye! Era una locura que aún desconfiara de sus intenciones.

— ¿Dibujas? — YeDam asintió. — ¿Eres bueno?

— Supongo... — Murmuró con inseguridad, encogiéndose de hombros.

— ¿Puedo ver? — YeDam soltó un suspiro, algo que le hizo ver a DoYoung que no estaba cómodo. Cielo santo. ¿Era un artista desconfiado, serio y también era inseguro? No iba a llegar lejos con su sueño. — ¿Puedo? — Repitió y a YeDam no le quedó otra opción, y no era como si tuviera muchas de todos modos. DoYoung no se caracterizaba por renunciar a sus deseos. De hecho esa era la característica más especial de DoYoung. No podía renunciar a alguien, ni a algo. No se olvidaba con facilidad de las personas que entraban en su vida, ni tampoco se olvidaba de las cosas que había dicho que haría siendo un niño. Cosas bobas que prometía que haría cuando fuera mayor de edad. Cosas como beberse cinco Red Bull's de una sentada, comerse toda una docena de donas, hacer una bomba gigante de chicle.

Cosas de esas.

Después de pensarlo durante un par de segundos YeDam sacó uno de los cuadernos y empezó a ojearlo, buscando sus mejores obras.

— Oooh. — Soltó DoYoung realmente sorprendido cuando vio el primer dibujo. Bueno, eran más bien pinturas porque no solamente había usado grafito. Había colores allí. Había cosas asombrosas en realidad. — Oh Dios mío. — Agregó cuando vio el segundo. — ¿Estoy sentado junto al próximo Vincent Van Gogh?

YeDam se sonrojó.

— No son tan buenos. — Se excusó y DoYoung le quitó el cuaderno para ver el resto de las pinturas.

— No seas tan modesto, YeDam. Todo lo que veo aquí es una obra de arte. — Susurró deteniéndose en una pintura en especial. Era oscura, había un cuerpo aparentemente desmoronándose. Una parte era normal, había músculos y piel, pero la otra parte sólo eran huesos, y los huesos estaban haciéndose polvo. No estaba seguro qué era lo que le hacía sentir tristeza, agonía y dolor. Quizá era el fondo negro con espirales, quizá era otra cosa. DoYoung estaba atónito. — Wow, esta es realmente buena.

— ¿Enserio? — Preguntó, tímido.

— Sí. Oh, Dios. ¿Has pensado en venderlas? ¿O exponerlas en una de esas galerías de arte? ¡Podrías hacerte famoso! Te imagino en una galería vestido de etiqueta frente a tus pinturas y un montón de gente asombrada con tu trabajo. — Soltó con los ojos entrecerrados, gesticulando con sus manos para darse a entender. YeDam estaba sonriendo, pero sólo un poco. — Enserio, ¿no has pensado en mostrar tus obras?

— Um, no. — Respondió YeDam, rascándose la nariz con nerviosismo.

— ¿Por qué? — Le preguntó DoYoung casi ofendido. — Podrías ser un poco más profesional y pintar en caballetes, pero wow... mira esto. ¿Cómo lo haces? Parece tan sencillo. ¿De verdad nunca te ha pasado por tu cabeza la idea de ganar dinero con tu arte? — YeDam negó con su cabeza. — Oh, Dios. ¿Por qué?

— Porque jamás pensé que fueran a causar ese impacto. No has visto muchos dibujos y pinturas, ¿verdad? — DoYoung elevó una ceja. — ¿Has visto más de estos aparte de los míos últimamente? — Preguntó. — Arte.

— Bueno... he visto los dibujos de mi hermana. Quien por cierto dibuja terrible.

— Ah. Quizá por eso te parecen TAN buenos. No son nada, son sólo... garabatos.

DoYoung lo miró, confundido. YeDam suspiró y le quitó su cuaderno.

— Gracias de todos modos. Fue bueno escuchar una crítica.

— De nada, amigo. Cuando quieras. — Le dijo DoYoung, quitando su atención de YeDam para ver luego a su mamá. Le dieron ganas de presentarlos, pero su mamá lucía peor que la vez anterior.

Se puso de pie, la tomó del brazo y la ayudó a salir de allí.

Probablemente actualice esta historia cada sábado, pero quise traer actualización nueva hoy, sólo porque sí 😔💜

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Yellow Light - DoDamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora