Confesiones, inseguridades y locuras de una actriz en ascenso.

Capítulo 9

- Estará bien pronto. Es muy gracioso, le conté algo personal de mi novio y casi nos ahogamos juntas.

- Si...Todavía no la conoces bien pero Dana es así, una comediante de primera.

- Bien. – Galean parece más tranquilo o al menos yo lo estoy y algo se cruza por mi cabeza.

- Galean necesito que compres algo por mí. Mi cabeza no deja de dar vueltas y necesito unas pastillas específicas que se me han acabado. – Como siempre...digo lo primero que se me ocurre.

- ¿Qué necesitas?

- Vitaminas.

- ¿Vitaminas?

- Si, vitaminas. Veras estas aspirinas que tomo no son la solución, también necesito energía. Creo que hay una farmacia a un par de cuadras.– Dibujo las líneas faciales de mi rostro para indicar dolor y apelar a la bondad del blondo.

- Está bien, creo que no tengo opción.

- ¡Bien! Silo te enviara la marca que uso por mensaje. Tengo que comenzar con la última entrevista ahora. – Galean se va pero Dana continúa con sus locuras.

- Eso salió como querías, ¿verdad? Ahora no podrá hablar con esa hermosa chica porque tiene que ir a buscar una farmacia.

- Dana realmente no se de lo que hablas. Ese que va ahí es el hermano de Nozu y además, no nos aguantamos, no nos podemos ni ver. Cuando estamos los dos solos somos completamente incivilizados entre nosotros. Te lo digo, él me detesta.

- Todavía no niegas que él te gusta.

- Porque ya lo dije...nos detestamos. ¡El me odia y yo lo odio! – Parecía mentira pero sinceramente creía lo que decía.

- ¿Lista Milha?

La próxima entrevista es menos dolorosa pero concentrarse no resulta fácil. Por alguna razón, no dejo de buscar a la linda camarógrafa entre los presentes pero sin suerte. Cuando terminamos, nos tomamos unas fotos y firmo un par de autógrafos. Dana no vuelve a tocar el tema de Galean aunque aún me siento perseguida por su mirada. En el estacionamiento, para mi sorpresa él me abre la puerta y sin decir nada me acompaña hasta mi casa junto con Silo. Los demás dan por terminado el día después de posponer la jornada de vestuario y la videoconferencia con la excusa de que no me siento bien. Aunque no es una excusa. Tan rápido llego a mi casa, subo las escaleras y cierro la puerta de mi habitación, la misma puerta que nunca había cerrado. Apenas apoyo mi cabeza en la almohada me duermo sin siquiera intentarlo. Ocho horas más tarde, un fuerte dolor en el cuello me despierta mientras que los ruidos en la cocina me atraen hacia esta. ¿Y ahora quien será? 

- Necesito un nuevo guardia de seguridad, uno que no deje entrar a todo el mundo. - Esta vez desciendo paso por paso pero sin el bate aunque puedo escuchar claramente como alguien se encuentra en la cocina haciendo Dios sabrá qué. 

- ¿hola?

- Hola - Esa voz...

- ¿Galean?

- En la cocina.

- ¿Qué haces?

- Bueno, decidí preparar una cena.

- No lo creo, ¿estuviste todo este tiempo en mi casa?

- No, realmente no. Cuando el chofer se fue fuimos con Silo y compramos todas las cosas de la lista que le diste. Nos aseguramos de que todo esté listo para mañana, incluso hablamos con Steven. Y después de dejar a Silo, me fui a mi casa a darme una ducha pero luego me di cuenta de que probablemente no te ibas a sentir mejor todavía y que ibas a necesitar comer algo, por lo que vine. No tenía nada mejor que hacer y me pareció que te debía unas disculpas.