Confesiones, inseguridades y locuras de una actriz en ascenso.

Capítulo 5

Día uno.

Ya eran las seis en punto de la mañana y después de ocho llamadas, aún no sabía nada de Galean. ¡Maldito hipócrita! Salí de mi habitación directo a buscar las llaves de mi auto. Estaba tan enojada que por poco caí rodando por las escaleras.

¬ No voy a perder mí tiempo con un cretino como este, no se merece ni dos minutos más de mi buen juicio...

Llegue al estudio puntualmente y Darien ya esperaba en mi camerino. Bueno, quizás no era tan puntual. Las primeras palabras de mi vestuarista fueron: "¿Dónde está Nozu?" ¡Dios! Realmente me molestó aún más que me preguntara por ella. ¡Nozu no está! Se fue. Me abandono y encima de todo, me dejo a su hermano para que le cambie los pañales. ¡Fin de la historia!

¬ Vacaciones. – Me las ingenie para emitir ese sonido. Darien me observaba extrañado mientras le ponía mi cara de zombi.

La grabación comenzó pero mi cabeza estaba en otro lugar y cada vez que tenía la oportunidad buscaba la hora en el reloj del fondo o en el celular de alguien. Noté que Ryan me miraba extrañado pero de todas maneras fue muy bueno conmigo y no dijo nada porque mientras la cámara filmaba me aseguraba de mantener el mismo profesionalismo que él demostraba. Después de cinco cambios de vestuario, maquillaje y peinado, quince escenas distintas en una incontable cantidad de tomas y cuarenta minutos para el almuerzo; al fin era libre.

Finalmente podía ir hasta casa de Nozomu y descargar mi ira pateando a Galean donde el sol nunca lo había tocado. Este idiota no iba a salirse con la suya.

Así que ajuste mi cinturón de seguridad y me lance al camino obviando alguna que otra señal de pare, pegándome con cariño a la bocina y al acelerador. En cuestión de minutos estaba frente a la casa de mi víctima. Poco sabía lo que le esperaba de este otro lado de la puerta. Toque el timbre y golpeé  la puerta al mismo tiempo. No había excusa. Alguno de los dos iba a escuchar. Parecía que me había enviciado con los ruidos fuertes. Nada que una prematura intervención no pudiera solucionar. Pero no ocurrió nada. Golpee y toque el timbre otra vez y otra después de esa. Espero que no me malentienda. Puedo hacer esto todo el día, aunque pronto tendré hambre y los gruñidos de mi estómago alborotaran a todos los animales de la zona. Decidí ir hasta la parte trasera cuando de repente el rubio decidió aparecer por la entrada principal. Su pelo se veía alborotado, sus ojos entrecerrados y llevaba una musculosa y un short muy desaliñados. De la nada, soltó un bostezo que apenas pudo tapar con su mano izquierda.

¬ ¿Estuviste durmiendo todo el día?

¬ ¿Qué diablos quieres? – Y así como si nada, volvió a su modo grosero. ¡Pero que sorpresa!

¬ Me prometieron un asistente y eso es exactamente lo que quiero. - Galean me dio la espalda y se adentró en la casa dejando la puerta abierta.

¬ ¿Disculpa? ¿Acaso no escuchaste nada de lo que dije? – Seguí sus pasos directo a la cocina donde mi buen amigo se encontraba bebiendo jugo directo del cartón. Pobre tonto. Tome mi celular del bolsillo de mi abrigo y le saque un par de capturas.

¬ ¿Qué haces?

¬ Solo trato de meterte en problemas, Nozu va a odiarte cuando vea esto. ¿Quieres que hagamos un par de tomas más así sonríes? – Tome asiento en una de las banquetas de la isla.

¬ ¿Viniste a tomarme fotos?

¬ ¿Siquiera estabas durmiendo?

¬ No es tu maldito problema. – La sonrisa de Galean era bastante maliciosa.

¬ ¡Gali! ¿Dónde estás? – La vos de mujer sepulto mis dudas.

¬ ¡Aquí abajo, en la cocina! - Galean siguió riéndose en mi cara.