Confesiones, inseguridades y locuras de una actriz en ascenso.

Capitulo 11

Día cuatro.

Mi celular suena una y otra vez. Estoy tan cansada que no puedo entender si es una alarma o una llamada lo que estoy escuchando pero aun así sigue sonando. Estrecho mi brazo fuera de las sabanas y palpo sobre la mesa del costado de un lado para el otro.

- ¿Qué buscas?

- Mi celular.

- Creo que es el mío el que suena.

- ¿Y porque no haces algo para que pare?

En ese momento el ruido casi infernal se detiene.

- ¿Tomamos de más anoche?

- Parece que sí. – Responde Jacob con un tono un tanto divertido en su voz.

- Mejor voy al baño. – con los ojos entreabiertos pongo mis pies en el suelo cuando el mismo tono comienza a sonar una vez más y es ahí cuando lo veo. Mi celular debajo de la ropa de anoche zumbando por una llamada que no alcanzo a distinguir de quien es.

- ¿Hola? – Mi voz de borracha y mi voz de dormida son la misma cosa.

- ¡¿Milha?!

- ¡¿Nozomu?! – Me exalto por la sorpresa.

- Sabes que odio que me llamen de esa forma...

- Es cierto, eso y que el enojo no te sienta para nada bien. Siempre se te hace esa arruga en el entrecejo.

- ¿Qué estás haciendo? – Peor que una carcelera. ¿Y el como estas?

- Estoy en mi casa, levantándome de mi cama. ¿Y tú? ¿Por qué me llamas durante tus vacaciones?... Sigues de vacaciones, ¿verdad?

- Sí, claro que sí. Solo quería saber cómo estabas y como se portaba Galean.

- Bien, sinceramente pensé que lo odiaba al principio pero ahora comienza a agradarme.

- ¿En serio?

- Si, ayer me hizo de comer y cenamos los dos juntos.

- ¿Con quién cenaste? – Ups, había olvidado a Jacob.

- Con nadie... sigue durmiendo. – Empujo con mi dedo índice sobre su frente y lo devuelvo a donde estaba.

- ¿Quién es ese Milha? – La voz de Nozu se escucha asustada de repente.

- Jacob. ¿Quién más?

- Qué alivio... - La escucho suspirar por lo bajo.

- ¿Quién creías que era?

- No importa...

- ¿Nozu?

- Debo irme, nos están apurando para comenzar con la excursión. No dejes de contestar mis mensajes. Hablamos después. – Y así como si nada, me cortó.

- ¿Con quién cenaste?

- ¿En serio Jacob?

- Sí, me gustaría saber con quien haces las cosas que no quieres hacer conmigo...

- Ah, mira eso... siete de la mañana. Me encantaría quedarme charlando pero tengo cosas que hacer. Como siempre no olvides nada, mi ama de llaves aún cree que he optado por el celibato. Tengo que tomar clases de portugués y corregir lo que he empeorado en castellano.

Tomo una ducha, desayuno y en menos de tres horas mi casa se llena de vestidos, zapatos y algún que otro accesorio reluciente que tengo que probarme para la entrega de premios del próximo fin de semana.

- ¿Cuántas entrevistas quedan? – Le pregunto a Silo que hoy se ve un poco menos pálido de lo común.

- Solo una más este lunes antes de ir al estudio y serás libre.