Jaemin

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Su primer recuerdo es algo que no entiende.

Realmente hay muchas cosas que no entiende pero aquello en especifico es más confuso.

¿Por qué están su madre y su hermano en esas grandes cajas? ¿Por qué las están cerrando?  ¿Por qué las están enterrando? Jaemin no está seguro, no tiene idea a pesar de que todos se lo dicen una y otra vez.


Ellos murieron en ese accidente cuando iban a recogerte al centro comercial, está bien Jaemin no es tu culpa.



¿No era su culpa qué? Jaemin sintió muchas ganas de decirles que dejaran de actuar tan extraño pero algo en su interior se lo impedía.

Entonces llegó la noche y su padre lo golpeó muchas veces, muy fuerte mientras le repetía una y otra vez que era un asesino. ¿Por qué papá hace eso? Jaemin no había hecho nada malo, no lo merecía, más importante, ¿Por qué no iba su madre a defenderlo como siempre lo hacía cada vez que su padre lo castigaba? ¿Dónde estaba ella?

Jaemin no la vio durante muchos días hasta aquella vez que estaba en el baño de su casa, después de recibir una golpiza habitual de su padre, con el rostro lleno de lágrimas mezcladas con su sangre y un cuchillo que robó de la cocina por la mañana.

Anteriormente Jaemin había visto un programa americano donde la protagonista cortaba la piel en sus muñecas para aliviar su dolor.



Dolor para calmar su dolor. Se cortaba porque de esa manera sentía paz. 



Claro que Jaemin pensó que no tenía sentido, ¿Cómo alivias tu dolor con más dolor? Era una locura, algo tan estuipido, pero después pensó en todas esas cosas que sonaban ridículas pero que eran reales, como eso de decir que negativo y negativo era positivo. Las matemáticas son tan confusas. Jaemin odia la escuela.

Sacudió su cabeza, se estaba saliendo del tema. Miró las venas sobresalir de sus muñecas y después miró el cuchillo, iba a hacerlo en serio, no había nadie para detenerlo y-



Sabes que va ser doloroso, ¿En qué estas pensando?



Era la voz de su madre pero Jaemin no sabía de dónde venía. Miró hacia todos lados y no la vio, entonces volvió su vista al espejo y ahí estaba ella reflejada. Lo miraba de manera fría y en su mano sostenía a su hermano menor quien también lo miraba de manera penetrante. Jaemin se sintió un poco asustado pero inmediatamente comenzó a llorar.

La había extrañado tanto, quería decirle que le había hecho mucha falta y contarle que su papá seguía golpeándolo mientras lo llamaba asesino una y otra vez, pero al girarse para encararla ella ya no estaba ahí.

Entonces volvió a mirar al espejo y ella seguía en la misma posición. Jaemin se había vuelto loco, seguro que sí, pero tenía miedo de decirle a alguien porque probablemente harían que se separarse de su madre de nuevo.





 Jaemin se había vuelto loco, seguro que sí, pero tenía miedo de decirle a alguien porque probablemente harían que se separarse de su madre de nuevo

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Jaemin nunca había invitado a alguien a su casa a pesar de que las personas estaban interesadas en él. Usualmente a su madre no le gustaban las visitas pero esta vez ella parecía tranquila con la presencia de otra persona en su casa.

Jeno era un chico singular, bastante callado, que no tenía amigos y de vez en cuando escuchaba a los demás hablar cosas malas de él.


"Dicen que no tiene madre"

"Yo escuché que su padre está loco, es un psicópata"

"El debe ser un psicópata también"

"Es aterrador, ¿Por qué se comporta así?"


Jeno no era nada de eso, Jeno era un chico bueno y parecía que necesitaba que alguien se lo dijese.


—Eres muy encantador —Habló Jaemin después de haberlo estado mirando durante un largo tiempo. Jeno dejó de concentrarse en el trabajo para mirarlo—. ¿Por qué no hablas más?


—No lo sé —parecía desconcertado. Jaemin ladeó la cabeza y extendió su mano para acariciar su cabello. Jeno no se opuso.



—Deberíamos ser amigos a partir de ahora.



Jeno sonrió, una sonrisa muy diminuta, pero lo hizo.



—Está bien.



Y Jaemin estaba agradecido. Sintió un vínculo especial con ese chico y cuando se marchó buscó a su madre emocionado para contarle.



—¡Mamá, adivina qué!



¿Qué sucede, hijo?


—¡Conocí a alguien! ¡Somos amigos y vino hoy a casa! 



Eso no está bien cielo, tú no debes traer a nadie aquí, ¿Sabes por qué? Porque van a descubrir que estás demente, loco.

Muy loco.

Loco.

Loco.

Loco.


Jaemin gritó y su madre se transformó en una criatura bastante extraña repleta de bocas por todo el cuerpo. Cada una de ellas le decía que estaba loco, demente, y Jaemin estaba aterrado. Se resguardó debajo de la mesa y cerró los ojos suplicando que lo dejasen en paz.

Entonces se quedó dormido.

Pero aquella cosa no se fue.

끽 kkig || ᶰᵒᵐᶤᶰDonde viven las historias. Descúbrelo ahora