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EL TELEGRAMA
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Si había un valor que Marmee March nos había inculcado, era el de siempre estar dispuestas a ayudar a quien lo necesitara. Al final del día, lo que importaba no eran los pequeños sacrificios que habíamos tenido que hacer, sino el sentimiento de calidez en el pecho al ver una sonrisa o un suspiro de alivio en la otra persona.

Algo que no teníamos planeado en absoluto era que un día, esos en los que madre pasaba horas ayudando a las distintas personas en el fondo de soldados del ejército de la unión, Marmee entraría en la casa con una desconsoladora noticia.

Padre había caído enfermo.

Todo era un completo caos, la ansiedad y la preocupación se podían palpar en el ambiente. Hannah y Meg se apresuraban a preparar todo, Beth lloraba pero intentaba con todas sus fuerzas no hacerlo, Amy corría de un lado a otro buscando las pertenencias faltantes, Jo buscaba dinero en lo de la tía March, y yo revisaba mis cajones y alcancías tratando de reunir hasta la última moneda.

—Aquí, ten, esto es todo lo que tengo del pago de los Davenport y los Johnson—le tendí el dinero mientras ella me agradecía.

Se oyó el golpe de la puerta y Beth se apresuró a ir a abrirla.

—¿Como podemos ayudar, Beth?— Laurie ingresó a la casa, seguido de su abuelo, y rápido abrazó a Beth conteniéndola.

—Te agradezco mucho que vinieras—Marmee lo abrazo antes de ir con James.

—Lyds, ¿Como te encuentras?

No llego a terminar la pregunta que ya lo estaba abrazando. Los gritos y el caos a mi alrededor desaparecieron en el instante en que Laurie me estrechó contra si.

—Todo estará bien, ¿si?—me susurró.

Asentí antes de separarnos y juntos ayudar a Hannah a terminar de doblar la ropa y cerrar la maleta.

—En mi ausencia Hannah queda a cargo, y el señor Laurence se ha ofrecido a brindarles una mano en lo que necesiten.— todas asentimos, menos Jo que aún no llegaba—. Estén al pendiente de los Hummel, será un invierno difícil para todos.

—¿Esto bastará para el tren?—la hermana faltante apareció de repente entregándole más dinero de lo previsto, a su madre, y con un extraño gorro.

—¿Veinticinco dólares? La tía March jamás había sido tan generosa.

—No fui con la tía March. No hubiese podido.

—Entonces ¿Cómo lo obtuviste?

Todos en la sala fruncieron el ceño intrigados.

—Solo vendí algo de mi propiedad.

Él gritó más sonoro fue el de Amy, pero sin duda todos habían quedado pretificados ante la inesperada revelación de Jo. Al remover el extraño gorro, su cabello ya no estaba, o por lo menos no sus largos rizos de color marrón-rojizo, en cambio, lo llevaba corto, muy corto.

—¡Jo tu cabello!

—¡Oh por Dios!

—Pareces un muchacho.

—¿Tiene arreglo?

—Pues esto no afecta el destino de la nación, no se lamenten—sonrió nerviosa ante la mirada de todos.

—Ah, me enorgullezco tanto de mi hija—mamá fue la primera en salir del shock e ir a abrazarla.

—Estaba ansiosa por hacer algo por papá. Además, le hará bien a mi vanidad.

LITTLE WOMEN|| 𝑚𝑎 𝑏𝑎𝑙𝑙𝑒𝑟𝑖𝑛𝑒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora