LITTLE WOMEN|| 𝑚𝑎 𝑏𝑎𝑙𝑙𝑒𝑟𝑖𝑛𝑒

20.

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ARREPENTIMIENTOS DE LA NOCHE
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—¿Se puede saber que sucede aquí?—inquirí ya estando lo suficientemente cerca para que solo ellos fueran capaces de escucharme.

El semblante frío y acusatorio de Amy seguía sin despegarse de Laurence; más él parecía haberse olvidado por completo de lo que estaba haciendo cuando dirigió su vista hacia mí.

—Lyds, creí que no...—su voz quedó perdida en el aire al posar su mirada sobre mi hombro. Drew se ceñía a mi espalda, sin rastro de humor en su rostro.—Oh. Veo que él aún continúa alrededor.

—¡Laurence! Compórtate—lo riño Amy.

Maldito irrespetuoso.

—¿Que me comporté? ¡Si estamos celebrando!—librándose del agarre de Amy, sujeto una copa y alzó ambos brazos, definitivamente capturando la atención de varios de los presentes.

Decidida a no dejar que su actitud inmadura me afectara, me acerque a él, sujetando su brazos y bajándolos bruscamente. A estas alturas, poco importaba que una gota más de champagne se derramara sobre el suelo.

—Por el bien de todos, protege la poca dignidad que te resta, y abandona el establecimiento—masculle.

Nuevamente, no sabía si era el efecto del champagne o vaya a saber que sustancia había ingerido, pero sus ojos parecieron perderse en un trance.

—Lo siento pero no he oído ni una sola palabra de lo que has dicho. Te ves hermosa. Extrañaba tu perfume, tu...

Antes de que terminara, una mano se posó en mi hombro tirándome hacia atrás, creando distancia entre nosotros.

—Ya la oíste. No hagas que yo te lo repita, te aseguro que no seré tan cordial.

Pocas veces en mi vida había visto a Andrew de este modo, y ninguna de esas veces me había gustado el resultado final, el cual involucraba hombres con narices rotas y nudillos magullados.

Laurence recuperó su compostura pero siguió dirigiéndose a mi, sin percatarse de la reciente amenaza hacia su parte.

—Oh, ya veo. Así que ya has olvidado todo lo que hemos vivido y ahora te escabulles con este imbecil. ¿Eso es lo que te gusta? ¿Esto es lo que te hace feliz? Solías criticar a esas personas frías e hipócritas que se manejaban por el mundo con sus mentiras y sonrisas falsas. Dime Lydia, ¿Qué se siente ser una de ellas?Ahor-

Antes de pensar en las consecuencias de mis acciones, mi palma se estrelló contra su mejilla, un poco más fuerte de lo pensado.

—Jamás vuelvas a tener el descaro de hablarme de tal manera. No toleraré este tipo de irreverencia hacia mi persona. Ni de ti. Ni de nadie.—me gustaría haber podido descifrar que pasaba por su mente en estos momentos, pero la rabia me impedía sentir siquiera un ápice de empatía por él—Escóltenlo hacía la salida e infórmenle a los guardias que tiene la entrada prohibida.

Dos hombres de la multitud que se había amontonado a nuestro alrededor, sujetaron a Laurence, quien no opuso resistencia alguna, afirmando que podía caminar por su cuenta, y se lo llevaron.

—¿Te encuentras bien, ma belle?—Drew susurró, sujetando mis manos.

Tenía dos opciones; permanecer aquí, donde sabía que iba a terminar bebiendo hasta que mi mente se nublara lo suficiente para olvidarme de todo esto. O terminar la noche y evitarme más humillaciones por borracheras.