LITTLE WOMEN|| Mi bailarina
Las hermanas March eran sin duda una atracción que dejaba perplejo a cualquiera.
Meg, la joven cuyo corazón ansiaba formar una familia; Jo, la escritora empoderada y sus firmes ideales; Lydia, la bailarina que siempre e...
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Tres años y tres meses después
Por una última vez, la audiencia se puso de pie y me aplaudió; podía sentir mis latidos retumbando por todo mi cuerpo, el calor de los reflectores alumbrando mi rostro y múltiples rosas siendo arrojadas a mis pies.
Una última vez en el escenario que había cumplido mis sueños. Aquel que había presenciado a esa joven Lyds recién salida de la academia lista para conquistar al mundo con su talento, y el que ahora veía como esa misma joven tan cambiada portaba lágrimas en sus mejillas al despedirse. Más no eran lágrimas de tristeza, sino de felicidad.
Muchos usaban la analogía de que la vida era un gran libro. Algunas páginas más felices que otras pero todas pertenecían a distintos capítulos. Eso era Francia para mí. Un capítulo. Uno lleno de alegrías, ambición, frustración y amor. Uno que le había brindado la oportunidad a esa niña que se había auto-enseñado ballet en el ático de su hogar, a brillar y a crecer.
Sin embargo, a pesar de las fuertes ovaciones y luces cegadoras, mi mirada era atraída hacia las dos personas a un costado del escenario. Al hombre de rizos rebeldes, con una sonrisa encantadora y unos ojos que encontraba cada día más fascinantes; y al hermoso pequeño en sus brazos, el cual mantenía su puño fuertemente apretado alrededor de un ramo de flores y lucía los más adorables hoyuelos en sus mejillas, idénticos a los de su padre.
Instintivamente lleve una mano a mi vientre. El doctor lo había confirmado hoy, y no veía la hora de poder darle la notica a Laurie, de poder celebrar con ambos la expansión de nuestra pequeña familia.
Un nuevo capítulo. Uno lleno de amor, aventuras y nuevos sueños.
Con una sonrisa en mis labios, di una última reverencia, recogiendo una rosa del suelo y llevándola a mi pecho, donde mi corazón atesoraría este momento para siempre.
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Siete meses después
En la antigua Grecia el amor era considerado tan abstracto y enigmático, que múltiples filósofos dedicaban sus vidas enteras a poder comprenderlo y explicarlo, a darle un sentido. Así llegaron a la conclusión de que este se dividía en cuatro tipos, Eros, Storgé, Philia y Ágapé.
Y al observar a las personas alrededor mío podía afirmar que todo este tiempo habían estado en la cierto.
Vecinos, familia, amigos, casi todo Concord se hallaba en el gran jardín detrás de nuestra casa, disfrutando del atisbo de calor que los rayos del sol nos brindaban estando a mitad del invierno.
