PRÓLOGO

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—Oliva, si no te apuras juro por mi loro Paki que tiraré la puerta de una patada —amenaza Mariana.

Se escucha un golpe en seco y luego como saca el seguro para salir acomodándose el pelo.

—Tu paciencia es un asco, amiga —la mira mal—. Ni hacer pis puedo sin que me amenaces—hace un puchero hacia el espejo mientras se lava las manos.

—Chicas, ya. Solo dense prisa que los chicos nos esperen fuera para seguir camino al río —calma la rubia.

Ellas dos se terminan de arreglar calladas y salen las tres espléndidas como si nunca hubieran peleado. Casi parecían tres modelos.

Casi.

Sus novios, quienes esperaban apoyados en los vehículos, les sonrieron y se entraron nuevamente continuar el viaje.

Al llegar cada uno baja un pequeño bolso con sus toallas para tirarse en las piedras a tomar el sol. Entre esas cosas, Olivia bajaba su cámara profesional para capturar los divertidos momentos que pasarían juntos.

O algo así.

Por otro lado, se encuentran dos adolescentes enamorados uno del otro en una camioneta con una pareja de ancianos. Los cuatro se divierten cantando a todo pulmón "Vámonos a Marte" ¿Unas ternuras, no?

Lamento arruinarles esa linda escena...nah, mentira, adoro arruinar ilusiones que no son.

Como decía, Rose y Logan son la pareja más dulce y carismática que pueden llegar a encontrar. Pero también pueden ser un gran apoyo para el otro, inclusive si eso conlleva a ser cómplice de un plan bien elaborado y calculado a medida para saciar la sed de venganza de la chica. A ninguno nunca le importó ensuciarse un poquito las manos por el otro, al fin y al cabo, siempre salen impunes por sus edades y la buena reputación de "ángeles" que cargan.

Por ello, al llegar al rio para pasar un buen domingo en familia, lo primero que hicieron fue ponerse manos a la obra.

¿Consejo? Nunca se dejen engañar por una carita de ángel y reputación buena, ni siquiera la edad es impedimento para la maldad.

El Verano PerfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora