| Capítulo 01 |

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¿Todavía tienen ganas de que les arruine las ilusiones?

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¿Todavía tienen ganas de que les arruine las ilusiones?

Sabía que las personas eran masoquistas pero no creí que tanto.

En fin, ¿por donde íbamos?

Ah si, la llegada al rio.

Domingo, calor, río frío, gaseosa y galletas. Maravilloso plan, ¿verdad?

También es lindo el plan de los adolescentes...en realidad no.

Pero meh.

Como decía, el grupo de amigos a las dos de la tarde ya se habían plantado en las rocas junto al río y se sacaban la ropa para remojarse un rato en él.

Claro que no eran los únicos, la mayoría del pueblo—si no es que todos—se encontraban pasando la tarde ahí, no paraba de llegar gente y más gente.

Aunque particularmente este grupo resaltaba mucho, los seis parecían sacados de algún libro o película. Ya saben, las tres chicas saliendo con los tres chicos y todos llevándose bien, compartiendo el rato, etc. Incluso una de ellas se había metido hasta el fondo del río para jugarles una broma de que se había ahogado y al volver a la superficie en vez de recibir regañadas por dar tal susto, todos se rieron y bromearon como si no hubiera pasado nada y todo era perfecto.

Wacala.

Del otro lado del río las dos parejas de ancianos y adolescentes se habían acomodado sobre unas mantas tiradas encima de las piedras. Se encontraban charlando y comiendo unos sándwiches con gaseosa bien fría.

A su derecha, casi al borde del río estaban instaladas tres sillas donde solo se veía a un chico, de la misma edad del grupo "perfecto", con cara incómoda y disimulando con su celular que no veía a dicho grupo.

Aunque en realidad no los veía a todos ellos, solo veía a dos en particular.

Sobre su cabeza a la derecha se alzaba un paredón de cemento cubierto por enredaderas, árboles a su alrededor y tierra. Ahí se hallaban cuatro chicos—también de la edad de los anteriores—comentando chorradas y empujándose entre sí para ver quien se hacía mierda primero.

Que tiernos.

Aunque...bueno, uno de ellos no estaba tan concentrado en eso. Al menos no en ese momento. Su mirada prefería fijarse en una rubia con ojos color cafés.

Como también la mirada de una misteriosa pelirroja se centraba en los ojos color verde de un musculoso con unos rulos muy bien formados. Misteriosa porque era la única persona en un balcón—frente al paredón de los chicos—que se encontraba con un sombrero playero beige y un vestido rojo largo suelto que acompañaba con unos lentes grandes negros de sol. Y pelirroja porque nació así, duh.

En fin, creo que ya les describí más o menos el panorama de esta historia...

—olvidas a la niña y la madre—habla mi amiga.

¡Es verdad! Faltan ellas.

A diferencia de los demás que se encontraban casi a la entrada del río, esta niña de 6 años jugaba con su madre—muy joven, por cierto— más alejadas de las personas. Eran solo ellas dos jugando a mojarse y atraparse. Estaban completamente en su propio mundo.

Ahora si, puedo despedirme...

—Si es que no quieren seguir leyendo, si no es así, apenas comienza esto.

—¡Quería decirlo yo!—me quejo sacándole la lengua como ella hizo recién.

—Jodete.

Ash, nos vemos en el siguiente.

El Verano PerfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora