Capítulo 04: Hacia lo profundo del calabozo.

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¿Qué? ¿Pensaban que lo que publique ayer era todo, que solo habían esperado por eso? Pues no, ya que les había dicho que los capítulos me habían salido bastante largos y los partí por la mitad, pues aquí esta la otra mitad, por lo que hice trampa, que trucazo. Así, es lo de capítulo doble pues no esta tan alejado, ya que este es tan largó como el anterior, incluso algunos como el del espíritu blanco y el último Argonauta, son más largos que el anterior. Se preguntaran como es que escribí esto tan rápido, pues la respuesta es sencilla, no me tome ningún descanso. Mis razones, pues pronto voy a regresar a la universidad, y pues cuando eso pase, para cada publicación puede que tarde mucho tiempo, por lo que voy hacer todo lo posible por darle algunos capítulos más, para que al menos tengan algo por ahora, y por si quieren releerlo, pues tenga mucho para hacerlo. Quisiera decir más cosas, pero no importan, tan solo una más y es, disfruten. (No me jodas, no quiero escribir esto en todas, le voy a dar copiar y pegar para hacerlo rápido)   

Muchos se estaban reuniendo en un lugar extraño, era uno de los salones del calabozo, pero este se veía diferente, parecía haber sido tallado, era como una cúpula con varios gravados en la piedra. Aquel lugar era enorme, pero también estaba vacío, no había nada, tan solo varias entradas a ese lugar, por donde varios aparecieron. Eran muchos hombres y mujeres de apariencia extraña, era difícil describirlos a todos, pero sin duda, la mayoría no parecían estar bien de la cabeza. La manera en la que se vestían era extravagante, como si se hubieran decorado el cuerpo con cualquier cosa que se hubieran encontrado tirada.

Con grandes hojas y ramas, con huesos, piel de monstruos, con trozos de diferentes armaduras que no concordaban unas con otros. Había más de 100 en ese lugar, cada una más extraño que el anterior, siendo solo uno el que parecía ser alguien medianamente normal. Vestía con ropa casual, que sin duda no destacaría en cualquier otro lugar, pero estando ahí, era sin duda el que más destacaba si se comparaban con el resto de los asistentes en aquella reunión. Su apariencia tampoco era la gran cosa, cabello negro, ojos azules y era un sujeto cuyo rostro podría perderse en medio de una multitud, siendo su único rasgo característico un tatuaje en su frente, con la forma de una luna creciente de color dorado, que parecía una sonrisa tétrica.

- Muchas gracias a todos ustedes por haber asistido a esta reunión, a pesar de haberlos llamado de manera tan apresurada – decía de manera bastante cortes y demostrando unos modales de alta clase – nuestro gran señor espera que todos ustedes se queden quietos mientras que nuestros demás hermanos se encargan de la situación con ese chiquillo que se atrevió a retarlo.

- ¿Y porque no dejan que los demás vayamos? Se supone que los quieren muerto no es así – aquel que presidia la reunión se acercó a ese que había hablado.

- Quizás puede ser, porque en realidad no se encuentra aquí, pero también hay otras razones – camino alrededor de los demás mientras seguía hablando – una de las principales puede ser, que él todavía no es un espíritu corrupto se atreven a llamarnos los que viven en la superficie, por lo que puede entrar y salir de aquí a su voluntad, y también, puede llevar para nosotros, un pequeño regalo para los que se encuentran arriba.

- No logró comprender lo que estas diciendo ¿En que nos beneficia todo esto? – comenzó a reír de una manera bastante extraña, tapándose la boca de una forma quizás algo afeminada.

- Eres bastante idiota para ser un ser de miles de años, ya sabes a lo que me refiero – se paró detrás de ese con quien estaba hablando – piénsalo solo un momento, y te darás cuenta, de que es más que favorable para nosotros, que por ahora se haga más fuerte, ya que no creo, que pueda llevar, esa cosilla tan pequeña que guardamos en lo profundo de este calabozo, pero cuando pueda, creo que podremos recrear un antiguo mito.

- Ya veo a que te refieres, pero aun así, no creo que sea tan tonto como para hacer lo que nosotros queremos – aquel sujeto le sonrió y comenzó a caminar de regreso al centro del salón.

Bell Cranel. El espíritu blanco [Cancelada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora