"La vida es una dimensión oscura que nunca tiene inicio y por tal, jamás tiene final. -Todo es incierto, penumbroso, delirante y hasta cierto punto, maquiavélico-. Nadie, olvide aquello, porque entonces, Blessed Diums. No lo olvidará ni ahora, ni nu...
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Denle mucho amor a este capítulo, estoy segura de que el siguiente les va a encantar, se vienen cap +21 🌚🔥
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II PARTE.
Nunca había presenciado una lluvia tan densa y catastrófica como aquella, seguía siendo de día, pero justo en ese momento, se podría decir que el pueblo de Villa Paradium se encontraba debajo de una eterna y muy oscura noche, una noche que había sido atraída por un perverso y muy enojado demonio.
Aedus Ernums.
Minutos antes acababa de matar a una demonia y cuando eso había sucedido, algo dentro de mí había brillado fuertemente. — No sabría cómo explicarlo y tampoco lo haría en ese momento—, sin embargo, después de haber tenido ese recuerdo el cual no quería investigar mucho, era como si algo o mejor dicho alguien hubiese despertado dentro de mí y me pidiese a gritos que no la ignorara y que al final de cuentas; solo la escuchara.
Me vi en ese sueño, era yo. ¿Pero cómo podía ser realmente yo? ¿Por qué podía recordar lo que había sucedido después de ese recuerdo? ¿Cómo era posible?
En mi mente y sin estar dormida, sabía que, si había conocido en ese tal Rangord, esos recuerdos estaban en mi mente como si fuesen parte de un pasado lejano que no lograba atraer del todo a mí.
Después de la muerte del demonio, yo o mejor dicho mi yo del pasado, había tenido una larga conversación con el ángel Natthiel. —También recordaba aquello—, el rubio había estado convencido de que yo era la culpable de su fuga y al final, no lo había negado. ¿Qué sentido tendría?
Mierda...
—Estás tan loca, Blessed. —Me susurré mientras continuaba mirando la lluvia caer sin piedad alguna. —¿Cómo puedes recodar esas cosas? ¿Cómo tiene aquello sentido?
Por un momento me sentí muy aterrada e incapaz de moverme para ir a buscar a mi hermana y al demonio, algo se adueñó de mí y era explícitamente la realidad absorbiéndose en mi ser, una realidad que había intentado ignorar desde la llegada de Aedus a mi vida, una realidad que se suponía que era mía y al final, una realidad que no podía creer.
¿Cuántas realidades no?
Me sentía estúpida por no entender lo que estaba sucediendo, me sentía estúpida por no querer aceptar lo que había visto y, aun así, me sentía estúpida porque una parte de mí se negaba a entender o aceptar todo lo que me decía Aedus.
—Concéntrate. —Me susurré a mí misma, apretando fuertemente la daga de Oxyu en mi mano, —busca a Carala, y huye con ella. Todo estará bien.
Mis pies estaban descalzos e hice una cara de dolor cuando algunos cristales de la ventana se incrustaron en mis plantas desnudas, cerré los ojos antes de abrir los marcos sin vidrios de las ventanas e inclinarme contra ellas.
