"La vida es una dimensión oscura que nunca tiene inicio y por tal, jamás tiene final. -Todo es incierto, penumbroso, delirante y hasta cierto punto, maquiavélico-. Nadie, olvide aquello, porque entonces, Blessed Diums. No lo olvidará ni ahora, ni nu...
Holis, espero que este capítulo les guste, si es así, recuerden dejar todo su amor por aquí.
PD:No vayan a llorar psss 🥺
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«... Y cada villano tiene siempre una gran historia por contar»
EL INFIERNO. —1503.
|Fase inicial del embarazo |
Miré a Blessed desde los cimientos de la gran montaña de tierras desérticas, mientras ella peleaba cuerpo a cuerpo contra Oxyu, su espada y su demonia guardián.
Ambas sabían lo que estaban haciendo, eran buenas en todo lo que estaba ligado a la guerra, sin embargo, los movimientos ágiles y despreocupados de Blessed llamaban mucho más la atención, ella siempre luchaba con una calma violenta que era digna de admirar, ella peleaba como si lo fuese todo y nadie, absolutamente nadie, pudiese alcanzarla o infligirle demasiado daño como para llegar a romperla.
Y mierda, tenía razón, nadie iba a hacerle daño, no solo porque ella era poderosa, sino también porque era mi jodida esposa. Mi reina.
Ella y yo llevábamos alrededor de siete años infernales juntos, eso era mucho, mucho tiempo, aun así, no el suficiente como para mermar mi obsesión y anhelo por ella, estaba seguro de que sin importar cuanto tiempo estuviera junto a esa jodida, yo nunca podría superarla, ni de cerca.
Logré recostarme contra una columna vieja y carbonizada, justo cuando Blessed pateó con fuerza el pecho de Oxyu y la tiró al piso, la demonia intentó ponerse de pie, pero no llegó muy lejos porque la otra llevó la punta de su espada de remplazo al cuello de la morena y la inmovilizó con simpleza.
—Creo que me has ganado de nuevo— gruñó Oxyu.
—Lo hice, por supuesto —vi a mi esposa sonreír con ironía— eres buena, pero recuerda que yo soy mejor.
—Tu ego es encantador, Blessed Diums.
—Tú sirves más como espada que como compañera de combate, Oxyu de Daletox.
Vi como Blessed se acercaba a su amiga y la ayudaba a poner de pie, todo en el gesto de ellas dos era relajado y cómplice, era obvio que ambas se sentían a gusto con la presencia de la otra.
