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POV de Fred

Iris Mills sería mi muerte. Su belleza y espíritu igualaban al de un león, pero su elegancia ciertamente no lo hacía; ella era más como un elefante bebé. Por lo tanto, no me sorprendió verla ser arrastrada torpemente por una Hermione que luchaba fuera del baño. Claramente todavía somnolienta por la poción curativa, pero luciendo mucho más intacta que antes, tropezó con sus pies, agarrando una toalla blanca contra su pecho, moretones morados esparciendo su rostro. Me apresuré a su lado, envolviendo mis brazos alrededor de ella para sostenerla, relevándola del deber, haciendo que me lanzara una sonrisa de agradecimiento.

-Gracias, Hermione -sonreí-. No te preocupes, Ron está vivo. Están todos afuera. al salir dile a mamá que ella está conmigo, ¿puedes?

Con un breve asentimiento y un apretón de la mano de Iris, la chica de cabello tupido se volvió y se dirigió al jardín mientras yo conducía a Iris a mi habitación. El sol ahora colgaba bajo en el cielo, proyectando un resplandor anaranjado sobre los campos, permitiendo que los rayos de luz dorada entraran por la ventana.

-Gracias, Freddie -suspiró, mientras la sentaba en el borde de mi cama.

-¿Cómo te sientes? ¿estás bien?

-Estoy bien, Fred, me siento bien. Tu mamá me arregló bien. Solo que por la poción estoy un poco inestable con los pies. ¿Te importaría, uh, traerme algo de ropa por favor? ¿de mi baúl? -ella tosió con torpeza. Una pequeña risa escapó de mis labios mientras la veía abrazar la toalla más fuerte contra su pecho. Oh, las cosas que haría para que ella dejara caer esa toalla.

-Aquí -le dije, pasándole una camiseta antes de dar la vuelta para encaminarme en su baúl-. Te veías tan bien con mi camisa antes, sería de mala educación no hacerlo.

Dándose la vuelta para mirarla, ya se había echado la camiseta por la cabeza y estaba quitando torpemente la toalla de debajo. Sonriendo perezosamente, le tiré una pequeña braga rosa bebé. -Oh, y las necesitarás -le guiñé un ojo, viendo su rostro ponerse tan rosado como su ropa interior.

Vacilante, se puso de pie. Mi camisa una vez más cayó suelta a sus muslos, aferrándose ligeramente a la curva de sus anchas caderas, con una mente propia, mis ojos exploraron su cuerpo. Sus rodillas se doblaron bajo su peso mientras intentaba ponerse las bragas. Corrí hacia ella, agarrándola por los brazos para estabilizarla, antes de quitarle la ropa interior de las manos y caer de rodillas. Una mirada confusa cruzó su rostro y un jadeo casi inaudible escapó de sus labios mientras mantenía abiertas las perneras de su braga y le indicaba que entrara.

-Dred... yo... tú, no tienes que... -tartamudeó.

-Sh. Vamos, Smidge. No miraré -le guiñé un ojo, asegurándome de mantener mi mirada pegada a la de ella. Me agarró por los hombros y se puso su ropa interior, traté de tragar el deseo primitivo y voraz que me arañaba mientras lentamente le subía las bragas por las piernas. Me tomé mi tiempo, saboreando cada momento en que mis manos se deslizaban por sus hermosos y lechosos muslos. Podía sentir mi miembro despertar entre mis piernas, su mirada nunca dejó la mía y estaba haciendo esto aún más tortuoso con la forma en que su labio inferior descansaba ociosamente entre sus dientes. Tocó mis manos, una indicación de que me detuviera, y subió su braga el resto del camino. Mientras estaba de pie, mis ojos se quedaron paralizados en los de ella, dejé que mis manos rozaran la parte exterior de sus piernas y recorrieran sus caderas, descansando delicadamente en su cintura.

-Gracias, realmente no tenías que hacerlo -susurró.

-Lo que sea para ti, Smidge -sonreí, plantando un beso en su frente. Ella dejó escapar un suspiro de satisfacción mientras descansaba su cabeza en mi pecho, abracé a la chica con fuerza, agradecida de que todavía estuviera en una pieza-. Vamos, pequeña responsabilidad, vamos a meterte en la cama antes de que te puedas romper cualquier otra cosa.

Twin Flame | Fred W. [ traducción ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora