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Mark caminaba por los pasillos de la Universidad, era su primer día como profesor. Su mente era bastante brillante y por eso había conseguido el puesto bastante rápido.

Caminaba sin prisa, prestando atención a cada detalle del establecimiento, era una escuela de gobierno así que no podía esperar mucho, sin embargo, las cosas se veían pulcras, al contrario de lo que se había imaginado.

Las losas eran de un color aperlado, dificil de mantener impecable, las puertas de los salones eran de madera forrada con un monótono sticker blanco y las perillas  en las puertas eran redondas, de aquellas que se enfriaban demasiado en los días de invierno. Cada salón contaba con ventanas corredisas que miraban hacia el exterior, acompañadas de unas cortinas oscuras, para aquellos días en que se usara un proyector. El campus contaba también con areas verdes donde uno que otro estudiante hacia su platica matutina con algún compañero y una cafetería, que si bien no era tan impecable, era al menos aceptable.

Faltan menos de tres minutos para que el timbre anunciara que iniciaba la jornada de clases así que esperó los minutos que faltaban apoyando su cuerpo en la puerta y mirando como los alumnos esperaban -aun con su presencia- a los últimos segundos antes del timbre para entrar al salón.  Inevitablemente para algunos alumnos el timbre sonó y Mark entró al aula.

Todos tomaron asiento y Mark decidió presentarse.

-Buen día clase, a partir de hoy seré el maestro encargado de darles sus asignaturas con respecto a la carrera que han elegido, mi nombre es Mark Tuan, obviamente no pueden llamarme de esa forma, así que simplemente llamenme "Señor Tuan" o en su defecto "profesor". ¿Entendido?.

El salón respondió "si profesor" al unísono, así que pudo escuchar especialmente el "si Señor Tuan" del chico apoyado en el marco de la puerta.

Mark volteó a verlo y notó una sonrisa pícara que indudablemente el chico estaba dedicándole a el. Innegablemente Mark tenía que aceptar que aquella mueca en contraste con el apuesto rostro del chico era realmente sexi, y si en otra circunstancias se viera el mayor, estaría sacando sus atributos más coquetos para invitarlo a salir. Al darse cuenta del rumbo deprabado que había tomado su mente hacia un alumno se dirigió al menor que se encontraba aun parado en el marco de la puerta.

-¿A qué debe su demora joven...

-Jackson -respondió el menor dirigiendo su mirada por el cuerpo de su actual profesor, admirando sus piernas delgadas y su forma casual de vestir, que lograba darle un aire despreocupado, así que con la hipótesis de que Mark era bastante despreocupado respondió- enrealidad, llegué justo antes de que comenzara a hablar, pero hay algo en su voz que me enamoró y me he quedado petrificado aquí mismo.

La clase empezó a reír, y Jackson se dió por muerto en su primer día de clases, había sido sincero, pero talvez demasiado sincero, si era verdad que se había enamorado a primera vista de su profesor, pero, para ser justo, enamorarse a primera vista le pasaba con al menos la mitad de las personas con las que se encontraba hablando cara a cara.

Jackson hizo una seña hacia el salón para que guardaran silencio, haciendo a su vez una mueca de suplica para que se apiadaran   y no molestaran más al maestro de lo que seguramente ya estaba. Sin embargo, cuando regresó su mirada hacia el mayor este se encontraba alzando una ceja en una mueca divertida y los brazos cruzados sobre el pecho.

-Me gustaría, joven Jackson, que tomara asiento - se dio la vuelta usando su mano para calmar la leve sonrisa divertida formada en su rostro- no hace falta humillarse para entrar a mi clase.

Los demás comenzaron a reír y Jackson entró al aula avergonzado, emoción que cambió en cuanto Mark retomó la clase de forma vivaz, logrando que Jackson prestara completa atención. 

-Me encanta chicos, que sean tan ocurrentes, así que gracias Jackson por ayudarme a introducir el primer tema de esta clase. Ahora bien, lo que Jackson experimentó hace un momento nos ha pasado a todos alguna vez, aunque no lo hayamos dicho frente a toda una clase. Esto es más común durante la adolescencia, cuando las hormonas están más alteradas de lo normal.

-Entonces ¿está diciendo que Jackson a sus 20 años  tiene mente de adolescente?- un pelinegro había alzado la voz par burlarse de Jackson, a lo que la clase rió y el nombrado reaccionó viendo al pelinegro con odio.

- En mi defensa, solo dije que es más común, lo cual no quiere decir que no pase tambien en adultos. En psiquiatría  se dice que en realidad el amor es una reacción química. Una sustancia de nuestro cerebro llamada feniletilamina. Esta sustancia obliga a segregar dopamina que talvez habrán escuchado que es bastante nombrada como "la sustancia del amor" cuyos efectos son parecidos a las “anfetaminas” que producen el estado de euforia natural cuando estamos con nuestra pareja. Osea, algo así como un droga natural.

La clase estaba bastante atenta, así que al notar su logro Mark procedió con la ultima parte de su explicación.

-También está la parte genética -hizo una pausa para sonreir y notó como la clase se volvía histérica de anticipación, como si de repente se hubiera convertido en una sesión de Stand Up y Mark fuera a contar un chiste de lo más gracioso -  los humanos, llevamos en nuestros genes el instinto de procreación. Osea, que el amor, se reduce a las ganas de que te den.

La clase rió por la falta de tacto de Mark y entonces el pelinegro añadió un "Ese es totalmente el caso de Jackson" haciendo reír histéricamente incluso a Jackson.





Las clases del día acabaron y Mark consiguió recoger sus pertenencias para empezar a caminar hacia la puerta, donde un castaño estaba esperándolo.

-¡Profesor Tuan! -grito el castaño provocando que Mark diera un brinco del susto.

-Jackson, por dios, me asustaste. - el castaño comenzó a reír dejando ver su blanca hilera de dientes y Mark casi se quedó embobado.

-¿Le ayudo?, me parece que hoy fui un poco atrevido, me disculpo -el castaño hizo una reverencia y regreso con la mirada fija en los ojos de Mark, quien lo veía un tanto asombrado por su capacidad para reconocer sus errores. Estuvo a punto de consolarlo y decirle que en realidad, no se había enojado tanto, pero fue prontamente interrumpido por la voz del menor- pero no me retracto, su rostro es verdaderamente hermoso.

Inevitablemente el rostro de Mark se encendió por el descarado comentario del menor haciendo que este riera. Sin embargo, Mark no se dejaría vencer fácilmente, así que se inclinó hasta el oído del castaño, acariciando levemente sobre el hombro de su alumno.

-Deberías mirar un poco más, mi rostro no es todo lo hermoso que puedes encontrar en mi.

Y sin más se alejó, dejando al castaño notablemente encendido en un vibrante rojo que se apoderaba de su rostro y sus orejas. 

Sin duda el castaño sería una tentación gigante.

Teacher's Pet🐾; MarksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora