UNO

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    Kouki despertó...
 
    Seijuro dormía plácidamente en su pecho, Kouki podía sentir su suave respiración rozar en su piel, podía ver un poco de sus largas y rojizas pestañas sobresalir, le encantaba. Con cuidado de no despertarlo, acaricia su cabello con ternura, como siempre, el cabello de Seijuro olía exquisito y era extremadamente suave.

    Ya algo que nadie sabe, y nunca sabrán, es lo desordenado que es cuando se despierta, teniendo montañitas en toda su melena.

    Kouki no entiende todavía la ciencia detrás de esto, después se todo, Seijuro no se mueve no un milímetro al dormir.

    'Tal vez lo hago yo mientras duermo...'

    De cualquier forma, para Kouki, es sumamente adorable.

    Seijuro empezó a removerse, Kouki ya lo sabía, después de todo, su esposo tenía el sueño de un bebé, con el mínimo ruido y el mínimo movimiento, se despertaba.

    — Buenos días, Seii...

    — ... Mmm... Buenos días, Kouki...

    Cómo siempre, Kouki se derretía con la gruesa voz de Seijuro al a penas despertarse.

    Seijuro se reincorporó un poco, sus pechos desnudos se pegaron, Kouki siguió con una de sus manos en el cabello pelirrojo, mientras que la otra estaba siendo apricionada entre los dedos de Seijuro. Seijuro sonrió con un poco de pereza y juntó sus labios, en un beso perezoso, lento, pero tierno.

    Su ya usual beso mañanero. Ninguno podía iniciar bien el día sin él.

    — Solo... Cinco minutos más... *Chu!*

    Seijuro dió un último piquito a Kouki y volvió a recortarse en el pecho de este.

    — Mmmm... Okay, pero solo cinco, ¿Si? O tomarás malos hábitos y Yuko se molestará conmigo.

    — Si~... Aunque es imposible que alguien se moleste contigo, amor...

    Sonrió con ternura, volviendo a acariciar la melena rojiza de Seijuro.

    Hicieron su rutina diaria mañanera, aunque esta vez, fueron un poco más perezosos, ya que Seijuro no tenía trabajo hasta la tarde.

    Bajaron las escaleras para ir a desayunar.

    — Buenos días, Seijuro-sama, Kouki-sama.

    Y ahí, Meri, la encargada de la limpieza, los saludó cortésmente.

    — Buenos días, Meri...

    Seijuro saludó perezosamente.

    — ¡Buenos días, Meri! ¡Me encanta el nuevo aroma del ambiente! ¡Como siempre, tienes buenos gustos!

    Mientras que Kouki fue más extrovertido al hacerlo.

     — Jojojo... Kouki-sama es el único que siempre lo nota, me hace tan feli~z. Si tan solo mis hijos fueran como tú...

     — Estoy seguro que sus hijos se preocupan mucho por ti, Meri, ¡Tal vez son muy tímidos!

    — Jojojo... Me gustaría que esa sea la razón...

    Kouki y Meri siguieron hablando, mientras Seijuro se aferraba a Kouki por la espalda.

    Era una escena más que cotidiana para todos los que trabajaban en la mansión;

    Ver a Seijuro en extremo meloso con su esposo, Kouki.

    Y era algo que a ellos les gustaba ver, porque significaba que la mañana sería tranquila y alegre.

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