Capítulo Cuatro. "Izan Colley Es La Clave."

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— No es nada serio. Ella sólo se emborrachó. — Aclaró la doctora de cabellos cobrizos.

Jean cerró con más fuerza sus párpados, su cabeza se sentía explotar y lo que más deseaba era un momento de paz. Ella quería aclarar su situación y con todo su ser deseaba que lo del día anterior fuera solo un sueño.

— ¿Emborracharse? — Kilian cuestionó un  tanto confundido lo dicho por la doctora. — La Segunda Princesa nunca se había emborrachado por mucho que bebiera. No es posible que se haya emborrachado con dos copas de vino... ¡Es sumamente imposible! — Alegó. Su ceño fruncido demostraba el coraje e impotencia por su negligencia. ¿Cómo es posible que no haya protegido bien a su señora?

— ¿Puedes cerrar la boca? Siento que la cabeza me estallará. — Pidió la joven con los ojos cerrados y al momento tomó asiento al borde de la cama.

Todos giraron su cabeza y dejaron sus ojos puestos en la peli-negra.

— Su alteza, por fin ha despertado. — El primero en acercarse a su lado fue el rubio y fiel sirviente, Kilian.

La princesa abrió lentamente los ojos para posarlos en los ojos del rubio a su lado. Pasaron los minutos y ninguno se quitaba la mirada.
Jean frunció el ceño y por instinto llevó su mano a la oreja de Kilian... Y tiró de ella con fuerza, causando un fuerte dolor en el joven.

— ¡Ah! ¡Princesa, deténgase! — Rogó el chico.

— ¿Por qué el sueño no se acabó? En éste momento tendría que estar en mi cama, en mi habitación... En mi mundo. ¿Por qué no puedo volver? — Murmuró para ella misma, todos los presentes la miraban confundido pues ninguno había entendido lo que había dicho.

— Princesa... ¿Se encuentra bien? — Preguntó uno de los guardias que se encontraba apostado en el umbral de la puerta.

— No... No lo estoy... — La voz de Jean salió ahogada, la tristeza y preocupación abundaron su sencible corazón.

— Su alteza, si usted lo desea, puedo darle unas yerbas medicinales para su dolor. — Ofreció la doctora.

La princesa sonrió con sorna.

— Ni tu mejor medicina puede sanar lo que siento... — Los ojos de ella se encontraban en un punto indefinido de la pared. — Fuera. — Ordenó sin dirigirles la mirada, no estaba lista para aceptar lo que estaba pasando.

— Jean... — Kilian trató de hablar, pero la mirada fría y sin sentimientos lo habían dejado petrificado.

— ¡Fuera! — Ordenó con más fuerza.

Kilian suspiró derrotado y con un leve gesto de la cabeza, indicó a la doctora y los guardias que salieran junto con él.

La puerta fue cerrada, segundos más tarde ella no pudo contoner sus lágrimas y sollozos.

Quería volver a su mundo, a su casa... Pero, ¿que sentido tenía volver? En su mundo no tenía nada ni nadie... Además de su mejor amiga Marie y su trabajo. Sin embargo, la verdad era que ni trabajo tenía si no podía entregar el guión a tiempo.

— ¿Que debería de hacer? — Se cuestionó en voz alta.

Se limpio lentamente sus lágrimas y regularizó su respiración.

"Debo pensar claramente mis siguientes pasos para volver a donde pertenezco... Un paso en falso y podría ser mi fin."

Nuestra protagonista se colocó en pie y caminó alrededor de la habitación, esa era su manera más factible para pensar, necesitaba estar en movimiento. Sin embargo, aquello no quitaba la angustia de su corazón.

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⏰ Última actualización: Jan 29, 2021 ⏰

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