𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖔𝖓𝖛𝖊

733 54 3
                                    



Hermione se despertó a la mañana siguiente aún sintiéndose aturdida. Se sentía un poco extraño estar en su antigua cama, había pasado un tiempo desde que había estado allí. La última vez que durmió en esta habitación había sido a inicios del verano del año anterior; la noche anterior de que enviara a sus padres a Australia. Se sentía extrañamente infantil de estar allí ahora.

Gruñendo, se sentó y miró la hora, nueve y media. Algo... iba tarde para algo. El funeral no era hasta las once y media, así que qué otra cosa ¡Sirius! moviéndose rápidamente a pesar de su adormecimiento se precipitó por las escaleras y directo a la puerta de atrás. Pero él no estaba allí. No estaba segura de lo que esperaba ¿a él aguardando por ella en silencio en la puerta? ¿se habría marchado cuando nadie contestó?

Lentamente, su cerebro procesó los sonidos provenientes del estudio de su padre. Su viejo tocadiscos tarareaba una melodía de jazz lenta, destacada siempre tan a menudo por dos suaves voces masculinas. La primera, que reconoció al instante como su papá. La segunda le tomó más tiempo para identificar, pero era Sirius, esa era sin duda su risa ahogada.

Aliviada de que no se hubiera marchado, caminó de puntitas a la puerta semi-abierta y se asomó. Hablando de sentirse infantil. Los dos descasaban en los cómodos sillones reclinables situados cerca a la ventana y sentados fumaban cigarrillos. Ella les rodó los ojos como Sirius tocaba el ritmo con su pie y su padre cerraba los ojos y balanceaba la cabeza.

La canción llegó a su fin y su padre abrió los ojos y apagó su cigarro; Sirius hizo lo mismo y movió su varita, guardando el disco y el reproductor.

—Bueno, Sirius —dijo él, parándose. —Creo que es hora de despertar a las mujeres —golpeó a Sirius en la espalda. —Ya sabes, de cuanto a yernos se trata, no estás nada mal, un poco demasiado cerca a mi edad, eso sí, pero aún así me podría acostumbrar a tenerte cerca.

—Gracias papá —respondió Sirius con una sonrisa pícara y soltó una carcajada cuando lo golpearon en el brazo.

Hermione ahogó su risa y se apresuró a regresar a la cocina antes de que fuera atrapada espiando.

—Hablando de —anunció Sirius, al entrar en la habitación.

—Buenos días —saludó Hermione, fingiendo buscar a través de los gabinetes por el desayuno.

—Buenos días, bichito —Chuck besó su cabeza y se marchó a despertar a su madre.

—Así que, ¿preferirías que te llame bichito o Minny? ¿o tal vez Mia?

—No te atrevas —sacó un poco de cereal y vertió la leche. Él ya había puesto un tazón y una cuchara en la mesa por la caja antes de que ella se diera la vuelta. —Gracias —él le guiñó un ojo y ella se dio la vuelta para ocultar el rubor repentino manchando sus mejillas. —Hay un almuerzo después, en casa de mi primo. ¿Te gustaría venir con nosotros?

—Claro —él se sentó a su lado mientras comía. —¿Te quedaras aquí de nuevo esta noche?

—Sí. Lo siento se me olvidó-

—No, no. No te preocupes por eso. Has tenido lo suficiente para mantenerte ocupada sin necesidad de añadirme a la lista.

Ella le sonrió y pronunció las palabras antes de que su cerebro tuviera la oportunidad de filtrarlas. —Realmente eres maravilloso —su cara se calentó y lo sabia, tenía que estar del color de un tomate.

Sirius sonrió ampliamente ante su espontáneo elogio. —Y tu eres asombrosa.

Ella resopló ante su ridículo comentario, pero sus padres entraron en la habitación antes de que tuviera la oportunidad de decir algo al respecto. Su madre lucía terrible, enferma y vieja en su harapienta bata.

𝖁𝖆𝖈𝖎𝖔||~𝖘𝖎𝖗𝖎𝖚𝖘 𝖇𝖑𝖆𝖈𝖐||𝖘𝖎𝖗𝖒𝖎𝖔𝖓𝖊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora