𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖉𝖔𝖈𝖊

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Hermione lo sintió relajarse como se quedaba dormido. Ella se reclinó un poco hacia atrás para mirarlo a la cara, lucía completamente contento, justo como ella se sentía. ¿Qué increíble sería si cada ocasión fuera así?

Ella estiró una mano para tocar su suave mejilla y colocar un pequeño beso en sus labios ligeramente entreabiertos. Sonrió cuando él murmuró y la apretó con más fuerza. Dispuesta a posponer sus preocupaciones para después, Hermione se relajó en su pecho y dejó que el sueño se apoderara de ella.

Hermione despertó cálida y reposando boca abajo sobre la cama más cómoda en la que jamás había descansado. Se acurrucó más en el cálido colchón, deslizando una mano por su suave superficie. Pero cuando el colchón se estremeció, ella parpadeó, reconociendo que su magnifica cama, era realmente Sirius. Seguía acurrucada en él.

Probando, recorrió de nuevo con sus dedos su costado. Él se estremeció, consiente del cosquilleo de sus yemas cuando alcanzaron sus costillas. Sonriendo ante este nuevo descubrimiento, ella se inclinó hacia atrás para ver su cara, él seguía dormido, con el rostro relajado, labios ligeramente abiertos. Consideró besarlo otra vez, pero a juzgar por la firmeza reposando entre ellos, podía adivinar a lo que eso llevaría. Y mientras que podía repasar esa tarde con nada más que placer, estaba menos segura de cómo proceder con el resto de su día juntos. ¿Qué tan incomodas serían las cosas ahora?

No, mejor bajarse con cuidado del sofá y de su esposo. Le dolieron un poco las piernas por su inusual ejercicio como se dirigió rápidamente a vestirse. Sin molestarse en subir el cierre de su vestido, se dirigió hacia arriba por algo más informal y una ducha.

Mientras se enjabonaba el cuerpo, recordó ese día en La Madriguera, cuando había intentado imaginar a Sirius enjabonándola. En ese momento, le había parecido una tontería, ahora encontraba la idea algo erótica. Pero nunca tendría el valor para invitarlo a ducharse con ella. Además, no estaba segura de cómo se sentía acerca de él viéndola desnuda. Más temprano, tan distraída como estaba, era la cosa más lejana en su mente. Además, la sombría habitación había estado a oscuras, por lo que él no podía haber visto su cuerpo con demasiada claridad.

Seca y vestida en su habitual playera y jeans, Hermione se dirigió directo a la cocina. Allí, Sirius estaba sentado a la mesa, vestido con sólo un par de pantalones de pijama sueltos, mientras Kreacher cocinaba la cena en la estufa.

–Hola –saludó Sirius con una sonrisa que ella no pudo más que corresponder.

–Hola –se sentó frente a él y mantuvo su mirada en sus manos.

–Estamos bien, ¿cierto? –él se inclinó para tocar su antebrazo, con sus fuertes dedos increíblemente cálidos.

–Sí –ella se obligó a hacer contacto visual con el atractivo hombre. –Es sólo un poco incómodo ¿no crees?

–Ligeramente –él se encogió de hombros y se recostó en su silla.

–Bueno, supuse que no lo sería para ti. Haz hecho esto muchas veces antes.

–Al igual que tú.

–No –negó con la cabeza. –No es el sexo –ella se sonrojó en su tono favorito de rosa. –La... –batalló para encontrar la palabra adecuada.

–¿La intimidad?

–Sí –dijo bastante alto.

–Sí, he tenido un montón de sexo –dijo él, descartándolo con un ademán de mano. –Pero eso es todo lo fue. Sólo era un chico pasando un buen rato. La mayoría de las veces, incluso pasé la noche a solas después de ello. Nunca he tenido ese tipo de cercanía antes –sus ojos descendieron al final de su confesión.

–¿En serio?

–Lo juro.

Hermione suspiró y le sonrió a Kreacher por el plato de comida colocado frente a ella. –¿Me preguntaba si tal vez podríamos celebrar la Navidad aquí? –preguntó a la mitad de su cena.

Sirius sonrió y terminó de masticar su bistec antes de responder. –Si te hará feliz –asintió. Estaba tan contento que ella intentara pasar celebraciones con él, habría aceptado casi cualquier cosa.

Ella le sonrió. –No tendrás que mover ni un dedo. Me encargaré de todo.

–No. Piensa en un trabajo para mí, me gustaría ayudar.

–Está bien, te lo haré saber.

Más tarde esa noche, Hermione sentada sola en el salón, encontraba difícil concentrarse en su libro de Transformaciones. Su mente seguía divagando a lo sucedido más temprano y las cosas maravillosas que había experimentado a sólo un pie de distancia en el mismísimo sofá.

De repente, una mano se sacudió delante de su rostro, parpadeando, ella miró a un entretenido Sirius.

–¿Te importa si me uno? –él se dejó caer en el sofá con un suspiro, descansando los pies sobre la mesa cercana. Ella le sonrió antes de regresar su vista a su libro. –¿Verás a tus padres mañana?

–...Aún no decido –ella lo miró, él estaba relajado con un libro en su regazo. –¿Crees que debería?

Él suspiró profundamente, mirando hacia ella. –Si estás lo suficientemente tranquila y crees que tu madre lo pueda estar, entonces sí. Si no... tal vez es mejor posponerlo hasta que puedas tener una conversación racional.

–¿No crees que pueda ser racional? –acusó, con ojos entrecerrados.

–Yo no dije eso –respondió él rápidamente.

–Bueno –ella lo miró otro momento antes de regresar a su libro.

No importaba lo mucho que lo intentara, no podía concentrarse en el texto. Estaba completamente demasiado distraída por su cálido cuerpo sentado fuera de su alcance. Discretamente, dejó que sus ojos recorrieran su largo cuerpo, él todavía no se había puesto una camisa y admiraba su fuerte y plano pecho y vientre. Vagaron más abajo, pasando rápidamente sobre su ingle, temerosa de ser descubierta, hasta sus musculosos muslos. Ella se volteó como su cara se calentó, recordando la forma en que había utilizado esa dureza.

Perspectiva de Sirius

Sirius se mantuvo casi inmóvil cuando notó sus ojos en él. Sonrió cuando ella trató de ocultar su sonrojo. Le asombraba que todavía pudiera avergonzarse tan fácilmente por tales cosas.

Él se estaba sintiendo cansado y más que listo para irse a la cama. Sin embargo, seguía allí sentado con ella. Lo que realmente quería era invitarla a su cama, no necesariamente para una cogida, aunque no la rechazaría, principalmente quería sostenerla mientras se quedaba dormido. De cualquier modo, sus inseguridades persistían. No quería ser rechazado y estaba casi seguro de que eso pasaría. Así que en lugar de ser un hombre, se sentó a su lado hasta que sus ojos se sintieron pesados. Bostezó y se frotó el rostro. Eso era todo, era suficiente.

–Bueno, es tarde –Sirius dio a entender. Estaba esperando por alguna señal sutil de que ella quisiera unírsele, no la obtuvo. Ella simplemente asintió y volteó otra página. –Me voy a la cama –él se puso de pie con pausa. Decepcionado, suspiró. –Buenas noches amor –se inclinó para besar la frente de Hermione.

–Buenas noches –susurró ella.

𝖁𝖆𝖈𝖎𝖔||~𝖘𝖎𝖗𝖎𝖚𝖘 𝖇𝖑𝖆𝖈𝖐||𝖘𝖎𝖗𝖒𝖎𝖔𝖓𝖊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora