✨2. Temas de los que no se deben hablar✨

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Los recuerdos qué almacena un corazón que aún no sana sus heridas, pueden ser usados como una de las peores torturas. La tristeza y la nostalgia juntos no son la perfecta combinación ante la pérdida de un ser amado. Aunque las nuevas memorias de un nuevo amor pueden llegar a ser una nueva esperanza de encontrar felicidad junto a otro ser. Sin embargo, los miedos no pueden ser solo solucionados con amor, es cuestión de soltar.

Lo que es aún más difícil. Sobretodo para Mafuyu.

Toda la noche tuvo pesadillas de aquel suceso.

La playa, el suave tarareo de su voz, esa noche en su habitación donde lo encontró...

Pensaba que esas pesadillas ya habían quedado enterradas en el pasado, sin embargo sentía aquellos miedos dentro de el. Desde que despertó con aquel sudor frió que recorría toda su espalda el recuerdo de Yuki lo perseguía.

Siempre estaba a  lo lejos, mirándolo sin quitar su vista de encima, los labios del rubio se movían como si estuviese promocionado algo pero Mafuyu nunca lograba escuchar su voz.

¿Qué le estaría diciendo? ¿Porqué vuelve?

Todo esto está ocurriendo desde que Uenoyama pasa más tiempo con ellos. Ese vació que siente dentro de el revive esos amargos momentos.

"Por favor deja que mi alma este tranquila"

Era todo lo que pedía.

Deseaba seguir su vida, pero aún jalaba con cadenas que no lo dejaban caminar junto a sus compañeros, junto a el...

¿Cómo se iba a deshacer de ese sentimiento? ¿Cómo?

—¿Sato?— el suave golpeteo en su puerta finalmente lo sacó de la nube en la que se sumergió— ¿Ya despertaste cariño?

—Si, voy en un segundo madre.

Paso ambas manos por si rostro, tomando algunos cabellos jalándolos con algo de fuerza sin llegar a arrancarlos, solo quería sentir un estímulo qué lo despertara.

Tenía que prepararse para el viaje y agradecía que su madre lo  llamara, si no hubiese sido así el seguiría mirando a la nada mientras Kedama rascaba la base de su cama para obtener atención de su amo. Lo cargo para subirlo a su cama para rascarle su pancita, el perrito mostraba felicidad de ser consentido de tal manera y Mafuyu mostraba una pequeña sonrisa. Soltó un suspiro y procedió a levantarse para tomar un baño rápido antes de que Aki llegara por el.

No tardo mucho en la bañera, escogió un conjunto sencillo de ropa para el viaje; una sudadera de un color crema y unos jeans algo rasgados de las rodillas con un doblez al final. Esperaba que el día no estuviese muy fresco, el invierno apenas llevaba unas semanas y la primavera se veía muy lejana. Mafuyu esperaba que pasara rápido la estación, porque tal vez esa también era una razón por la que estaba siendo bombardeado con recuerdos de su antiguo amor.

—Buenos días cariño, te prepare algo de comer antes de que te vayas.

El pelinaranja apenas iba saliendo del pasillo que dirigía a la cocina, el aroma del arroz recién preparado con un poco de jugo fresco despertaron su apetito.

—Gracias mamá.

Tomo asiento mientras la mujer de mediana edad con cabellos color cobrizo servia en un tazón el desayuno, después de eso se sentó y ambos agradecieron por la comida. Aunque no contó con que el pequeño Kedama iba a querer un poco de lo que Mashiro había preparado. El perrito rasco su pierna y chillo suavemente con una mirada suplicante para recibir un bocado.

—Esta bien, Tama— tomo un poco de arroz con sus dedos y hace una pequeña pelotita —Toma.

Kedama la comió en un bocado y en respuesta ladró alegremente causando unas risas por parte de Mashiro.

Cambio de RealidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora