07

160 30 0
                                    

Había sido una mes estresante, la unidad especial en criminalista tuvieron que viajar hacía Seúl para poder ayudar en un caso que se estaba complicando para la policía local. Había siete reportes de padres que asesinaban a sus hijos, claro, esos siendo hijos únicos, y argumentaban que un maldito payaso era el culpable. Catorce personas, sin ninguna conexión, con puntos de viviendas separados, hijos con rango de edad similares y los padres de edades diferentes pero con la misma historia; claro que tomo toda su atención y fue su prioridad buscar justicia.

Mientras estaban en la estación de policías pudo dar un vistazo rápido al caso, para poder observar los panoramas posibles. Todos los padres fueron sometidos a pruebas toxicólogas, psicológicas y físicas, ya que también presentaban marcas de luchas que un pequeño no podía hacer. Claro que los catorce salieron limpios en la primera, alterados pero sin ningún padecimiento psiquiátrico en la segunda y con un buen rendimiento y aguante.

— ¿Qué haces Jinyoung? —la voz que sonó a sus espaldas hizo que saltara en su asiento, provocando la risa de Jackson quien traía una taza de té para él y una de café que venían bebiendo. Se sentó a su lado y tendiendo la taza para que la tomara, miro las imágenes que estaban delante de ellos. — ¿Tú qué ves? —se enfocó en las imágenes y bebiendo su té, solo pude ver toda aquella sangre salpicada, aquellas escenas que fácilmente pueden ser sacadas de películas de terror.

— Veo dolor y arrepentimiento. —señaló a los padres. — Todos tienen la misma historia y no hay ninguna conexión entre ellos... Jackson, me gustaría poder hablar con alguno de ellos. —Él asintió y levantándose de su asiento fue a hablar con el jefe del departamento para así poder dejarlo ingresar a la sala de interrogatorios. Cuando tuvo luz verde, se levantó con la taza de té para poder dirigirse a ver a Choi Jiyong, quien mato a su pequeña de siete años. — Señor Choi, mi nombre es Jinyoung. Soy agente especial del CCIC, sé que ya ha contado la versión de los hechos que usted tiene registrada en su memoria a los demás policías pero necesito que me platique todo lo que paso aquella noche. —sabía que Jackson y alguno que otro oficial de policía estaría viendo desde la cámara Gesell, el señor se veía compungido, sus ojeras eran notorias y sus ojos eran de color rojo. Sabía que el señor no tenía paz.

— Mi hija tenía días que nos platicaba que jugaba con ese maldito payaso... —lo miró.

— ¿Cuál payaso? ¿Ella dijo su nombre? —interrumpió, pues tenía mucha curiosidad.

— Seungri... Seugi... no lo sé, solo ella hablaba de él y de lo aterrador que era, pero que la había convencido de ser su amigo... esa noche ella gritaba. Sunhee y yo creíamos que quería quedarse con nosotros en la habitación así que la dejamos gritar... luego se hicieron más y más incontrolables los gritos. —cubrió su cara en medio de un sollozo. — Como desearía el haberla dejado en medio de nosotros... mi Jisoo estuviera viva... ¡ESE MALDITO PAYASO! —grito golpeando la mesa, haciendo que su té se volteara y se sobresaltará un poco. — Él la lastimo y quise lastimarlo yo también pero él se quitó... y mate a mi hija. —los berridos que hacía le hicieron comprender dos cosas; había un payaso y que él no había matado a su hija de manera intencional.

Salió de ahí para ver a todo el equipo reunido, dialogando sobre lo que acababa de suceder y ver cuál sería la próxima estrategia. Jinyoung se acerco a los registros para poder ver quien había sido la última víctima y decidió que ahí debería iniciar su búsqueda de respuestas, así que lo mencionó y a pesar de las negativas por parte de la mayoría del equipo, Jackson lo acepto.

Se subió a la camioneta y emprendió marcha hacía la casa. No fue tan largo el viaje, de hecho podía decir que tardo más en convencer a Jackson que en llegar. Se bajó y puso los seguros necesarios, tomando la llave que el jefe de policías le proporciono, pudo abrir la casa y prender las luces. No miro otras estancias de la casa y se dirigió exclusivamente a la escena del crimen, la habitación de la niña, primer error.

Por supuesto que la habitación era mucho peor que en las fotografías, podías respirar aquel miedo y los residuos de sangre que había en todos lados. Pudo ver en diversos ángulos lo que había pasado y mientras más tiempo pasaba ahí, más le convencía que si hubo otra persona, porque claro, no diría que era un payaso.

Su segundo error fue perderse en sus pensamientos sin siquiera ser consciente de lo que ocurría a su alrededor ni de aquellas pisadas en las escaleras que se oían hasta que una risa lo saco de sus pensamientos y solo pudo ver con horror la figura que estaba delante de él.

Hurt | JJProject [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora