Era el último día del año siguiente. Como todas las mañanas, Mía se despertó con un beso de Diego. Con los rulos alborotados y un café, se acomodó frente a su computadora para pintarse las uñas de dorado, empezando así a prepararse para la pequeña celebración de Año Nuevo que tenían pensada.
Puso un documental de una de sus artistas favoritas; Alison T.S. había lanzado un nuevo álbum acústico que se remontaba a su antiguo estilo; cuando sus canciones todavía eran buenas. Mía no se arrepintió de darle una oportunidad a ese largometraje musical, en especial, cuando entre canción y canción escuchó un testimonio de la artista:
— Escribí esta canción porque me sentía como la estalactita de la puerta de mi casa de campo. Me podía ver reflejada en el hielo que colgaba de la madera... — se sinceró Alison T.S ante la cámara. — Y sentía que podía caerme en cualquier momento, como una estalactita romperme en mil pedazos o derretirme, pero en cambio brillaba con la luz del sol, dándole la bienvenida a quien me sonreía; devolviéndole su reflejo.
Mía sintió que se le movió algo en el pecho con aquella reflexión y nacieron las inmensas ganas de compartirla con alguien. Se identificaba con la idea de tener que sonreír a pesar de ser consciente de la inestabilidad de la vida efímera. Sí. Ella también poseía el brillo y la fragilidad de una estalactita.
Pausó el video y corrió a buscar a Diego al otro cuarto. Él estaba con el torso desnudo y vestía un short deportivo pues estaba en medio de su rutina de ejercicios.
— Amor, ¿te puedo mostrar algo? — le preguntó desde el marco de la puerta.
— Claro — accedió él, interrumpiendo sus abdominales. Se puso de pie y tras un largo sorbo a su botella de agua, inquirió: — ¿De qué se trata?
— Es que... Estaba viendo un documental y me entraron unas ganas enormes de filosofar — confesó ella.
"Filosofar... Hace años que no uso esa palabra" pensó mientras conducía a Diego hasta su computadora. Diego hizo un gesto de disgusto al ver a esa cantante estadounidense que le caía tan mal. De todas formas, se sentó en la silla y accedió escucharla. A la mitad del discurso pausó el video y volteó a Mía con un rostro inexpresivo.
— ¿Por qué pierdes el tiempo viendo estas cosas? — dijo repentinamente. — No me hagas ver más por favor. Voy a seguir entrenando.
— ¿¡Qué!? — exclamó con desilusión. — ¿No te parece genial la idea de que somos estalactitas?
— Mía — suspiró él. — Tienes que dejar de ser tan inocente. ¿No te das cuenta de que todo este lanzamiento del álbum en medio de la pandemia no es más que una estrategia comercial para aprovecharse de la situación y vender más? Todo lo que está diciendo seguramente se lo ha escrito alguien más. No tiene ningún valor.
— Pero la idea de las estalactitas... — insistió ella con la voz apagada.
— No es más que la industria obligándola a decir cosas que suenan profundas pero que no son más que reflexiones vacías — aseveró obstinadamente. — Créeme. Sé lo que te digo. Soy economista.
— Yo sé — respondió bajito.
— Haz otra cosa más productiva con tu tiempo — le recomendó él con un beso en la mejilla, antes de salir y cerrar la puerta.
Mía se puso los audífonos dispuesta a seguir disfrutando del documental, pero en cuanto presionó el botón de reproducir, comprendió que ya no le era posible. Las palabras de Alison T.S se volvieron vacías. Ahora sólo veía la producción detrás de esa chica rubia, con la que hasta hace unos instantes se había identificado. La decepción se convirtió rápidamente en rabia. ¿Por qué Diego tenía que arruinárselo? Antes de cerrar la laptop, prefirió darle una oportunidad a la siguiente canción que no se trataba de estalactitas. First love sparks, se llamaba. La dulce melodía introductoria hizo vibrar su pecho. Se arrellanó en la silla y leyó atentamente los subtítulos de la canción.
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Entre besos y castigos
ChickLitMía tiene un novio con gustos sexuales muy específicos y la invita a disfrutar de ellos. Sin embargo, para poder dejarse llevar por el placer debe primero enfrentarse a los fantasmas de su pasado, a las memorias que vivió con su hermana en un sinies...