𝗽𝗲𝗼𝗽𝗹𝗲 ─𝗮𝗴𝘂𝘀𝘁 𝗱

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"¿Qué tipo de persona? ¿Soy una buena persona?"







Agamenón sentía que en cualquier momento podía caer muerto, sus manos se encontraban vendadas y con varias banditas abajo que su hermana le había puesto, estaba dispuesto a ir a alguna tienda a comprar un instrumento para ayudarse en su labor sin tener que arriesgar tanto su vida.

El de cabellos negros caminaba arrastrándose por los pasillos de su escuela, hasta que frenó como si hubiera visto lo peor de su vida, ahí estaba, uno de los que había visto en la camioneta de anoche, justo en su escuela, ¿Cómo era posible?, en ningún momento lo había tocado como para tener un localizador, lentamente se dio la vuelta para escuchar la voz que menos quería.

-Agamenón, ¿Qué haces? -Liz lo miraba con los ojos bien abiertos.

-Liz, ¿no debes estar en clases? -el mayor intentó sonreírle mientras varias veces giraba su cabeza para ver a los hombres acercarse más.

-Ya que lo preguntas, yo... -no pudo terminar de hablar porque el chico ya la llevaba de la mano.

Agamenón entró al primer salón que vio junto con Liz, la joven sacó una sonrisa mientras se ruborizaba, pero no obtenía ninguna respuesta por parte del mayor.

-No creo que debamos hacer esto, estamos solos.

El chico mantenía los ojos bien abiertos mientras veía por la puerta entrecerrada, no podía escuchar nada de lo que hablaban, pero veía que se dirigían hacia los talleres, la parte de abajo de la escuela.

Se escuchó el suspiro por parte del mayor, se había salvado, al parecer no iban por él y era mucho que agradecer al creador. Giro su vista hacia Liz que se mantenía callada viéndolo.

-Hmp... -ahora debía zafarse de la que se había metido-, yo, te veré en el viaje, ¿si?

-Espera -Liz lo siguió después de que saliera casi corriendo-, ¿te sentiría junto a mi?, ya sabes, en el autobús.

-Claro -intento darle la sonrisa mas sincera que pudo para darse la vuelta y querer irse lejos.







-🍒-






Cerca de la casa de Agamenón había un callejón que conducía al barrio chino, un lugar donde tenía temática asiática en general, el joven ya había pasado por ahí con anterioridad con su hermana Rosie por su material para la escuela, en esos momentos pudo notar una tienda de antigüedades que le llamo la atención, por cuestiones de tiempo no pudo entrar, pero ahora mismo estaba justo enfrente de ella.

Al momento de entrar se escuchó la campanita anunciando su llegada, dio primero un vistazo alrededor, no había mas que dragones de porcelana, al igual que seda y varios tapices que ignoraba el chico, pero, llego justamente a uno de esos tapices como si alguien lo guiara, color rubí con una figura de un zorro de nueve colas saltando encima de una mujer sentada vestida de blanco, por una extraña razón, Agamenón se sintió completamente identificado con ese tapiz, tanto que inconscientemente se iba acercando hasta tocar, no a la mujer, sino al zorro.

-Asi que ya llegaste.

Una voz mayor interrumpo los pensamientos del mayor haciéndolo brincar de su lugar. Saco un suspiro al ver que era el hombre que atendía, de descendencia asiática como el y ya mayor.

-Disculpe, solo vengo a preguntar sobre...-antes de terminar, el viejo comenzó a hablar.

-Es un bonito tapiz, dicen que se hizo en el siglo V antes de Cristo, lleva en esta casa y en mi familia mas de once décadas -Agamenón arrugo su nariz, apenas veía al señor de unos noventa-, es un kitsune yako, son muy traviesos, salvajes y malvados, en especial el que estamos viendo, los kitsune tienen la habilidad de transformarse en humanos, pero el que miras hijo, usa a los humanos como contenedores para incrementar sus colas, claro aquí se ven nueve, en realidad tiene cinco.

-¿Esta hablando que ese zorro existe?

-¡Por supuesto que si! Estarían locos si no creyeran en ellos, déjame decirte que en esta época de personas agnósticas los demonios del pasado son mas fuertes que nunca, alimentándose del huésped en silencio, aunque claro, los kitsunes están casi extintos -al ver la cara del menor el viejo se echo a reír-, ahora niño, ¿Qué deseas de esta humilde casa de antigüedades?

-Me gustaría adquirir un arma, no lo se, una espada estaría bien.

-Hijo, si quisieras solamente una espada, no habrías venido a tu solo al barrio chino, espera aquí -el viejo se fue detrás de mostrador para no tardar y poner un estuche de lo que parecía una espada, sacándola de su empaque para mostrar el filo, delgadez y fácil de maniobrar-, esta es una katana, es muy especial, jamás se romperá y jamás se ira con otro aparte de ti.

Agamenón lo dudo unos momentos, pero la tomo, no tenia de otra, por no tener ayuda ahora tenia las manos llenas de vendas y le tuvo que decir a sus padres que tenia ansiedad, por lo que tomo la Katana en sus manos al igual que el estuche para pagar, antes de irse el viejo le dio aquel tapiz que había visto antes para retirarse del lugar.





"¿Y que hay de eso? ¿Qué pasa si sucede algo asi? ¿Qué tiene de malo si te lastimas?"

Umbrella, 우산Donde viven las historias. Descúbrelo ahora