Su respiración se agitaba al tiempo que sus pequeños pies desnudos destrozaban las ramas bajo su temerosa y pequeña huella rasguñando su piel mientras las rocas se clavaban sin clemencia sobre la misma. Graznidos rabiosos se fundían con el aleteo de la parvada de cuervos tras su espalda, mientras la luna bañaba de forma tenue los troncos de los Bosques Susurrantes dejándola a mercer de sus instintos. Su corazón latía al ritmo impuesto por la noche que enviaba sus frías corrientes a su cuerpo, erizando su piel sudada por el esfuerzo. Ni siquiera sabía hacía donde iba, pero tampoco pensaba detenerse aunque sus pies ensangrentados reclamarán lo contrario.
Los graznidos cada vez eran más fuertes y sus piernas eran demasiado cortas, sin embargo vio a la distancia la silueta de una pequeña mujer. Podía pedirle ayuda, gracias a los dioses no estaba perdida del todo. No obstante cuando la alcanzó y haló de su batola oscura un fuerte graznido azotó su rostro revelando el enorme pico negro que relucía cual boca en la cara emplumada de la mujer. Sus ojos se abrieron horrorizados haciéndola retroceder espantada, al tiempo su talón dio contra una roca que la hizo caer sobre su trasero de manera dura, ahogó un gemido adolorido arrastrándose hacia atrás mientras la mujer cuervo se acercaba lentamente a ella, pero finalmente la parvada había llegado a su encuentro, cubriendo cada parte de su pequeño cuerpo con picatazos feroces que arrancaban la piel joven mientras la sinfonía de graznidos se entremezclaba con los gritos que llenaban cada rincón de los Bosques...--¡AAAAAHGR!--gritó la pequeña Adora con la respiración enloquecida al igual que su corazón; cerró sus ojos temerosa de lo que podría encontrar en la oscuridad de su habitación y con manos temblorosas tanteó su piel en busca de heridas, no obstante, ninguna hizo aparición.
--Adora. ¿Qué está pasando?--habló Shay con voz profunda y calmada. Adora abrió sus ojos aturdida ante la luz de la vela que portaba su maestra, no tenía ni idea de cuando había llegado.
--Shay Weaver, yo... Yo.--sus labios aún temblaban impidiéndole vocalizar alguna palabra.
--Recuerda lo que te enseñé, Inhala, mantén y suelta.--soltó en su peculiar tono impasible; la joven asintió con la cabeza e hizo como dijo.--Ahora, ¿Puedes decirme por qué es la segunda vez que te escucho gritar en medio de la madrugada?--inquirió entrecerrándo sus ojos. Adora bajo la cabeza apenada, así que si la habían escuchado ayer y ahora hoy.
--Tuve una pesadilla, Shay, los cuervos estaban... Me estaban comiendo.--susurró lo último sintiendo un terrible escalofrío recorrer su espalda.
--Ya veo.--contestó Shay buscando asiento en la cama junto a Adora.--Esas pesadillas tuyas podrán parecer muy reales a tus ojos pequeña, pero hay monstruos verdaderos en este mundo y desgraciadamente no están dentro de nuestras mentes.--continuó mirando directamente a los inquietos y acuosos ojos azules que la observaban atenta.--Ellos caminan entre nosotros, hablan, lloran y duermen como tú y como yo.--terminó observando a su alrededor como las sombras se fusionaban con la noche.
--Ellos... ¿Ellos que son?--la curiosidad y el miedo la hizo imitar la previa acción de su maestra.
--Humanos, Adora. En tu mente nada puede dañarte. Sin embargo una vez que despiertas es cuando todo aquello que temes puede hacerlo realidad alguien más, tal cual le pasó a tu padres.--respondió con tono sombrío y lúgubre haciendo que los ojos de Adora se abrieran alarmados ante el recuerdo.
--¿Tú vas a hacerme daño?--inquirió la niña con voz temblorosa y dubitativa.
--Al contrario Adora, me encargaré de darte las armas necesarias para que nada ni nadie sea capaz de lastimarte de nuevo.--contestó tomando un pequeño mechón de la oreja de la niña; devolviéndolo a su lugar.
--Gracias, Shay Weaver.--murmuró regalándole una pequeña sonrisa a la mayor.
--Recuerda, nada ni nadie puede hacerte daño en tu mente.--terminó Shay acariciando la pequeña mejilla para luego retirarse y llevar la luz de la vela consigo. Finalmente la pequeña princesa pudo respirar tranquila y abrazar sus piernas en busca de algo que no sabía que había perdido: seguridad...
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Por el Honor del Imperio || Omegaverse Catradora AU
FanfictionTodo aquel que desafíe al Imperio Hordiano sellará su destino con acero y sangre. Cuatro de los reinos más grandes han caído bajo las manos del emperador Riordan Prime. El último, Grayskull, es el próximo objetivo. Los dioses no estarán del lado...