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La parte favorita del día para todos era cuando sus horarios de descanso coincidían en la gran mayoría y se decidían en pasarlo juntos. Ya sea teniendo una cita en la heladería o en el parque, o viendo una película en el salón de la casa; también estaba dentro el pagar por la cena del otro en un restaurante a las afueras de la ciudad o simplemente pedir comida china a domicilio pues era lo de menor importancia para ellos.

Lo importante aquí para las siete partes por igual era que el tiempo se aprovechara en satisfacer las necesidades de los demás al estar unidos por aquel inexistente lazo. En especial, las necesidades del omega que compartían entre sí.

Y hoy no era la excepción, puesto que justamente el día de descanso de Yukhei, Sicheng y Kunhang había coincidido aún siendo un jueves. Las tres partes, quienes dedicaron su mañana a dormir y tomar el desayuno realmente tarde, emprendieron camino al parque de la ciudad una vez llegada la tarde. Esto a petición del omega, quien había rogado porque ambos tuvieran un día de campo con él.

Tanto Kunhang como Sicheng no pudieron negarse a aquello. Mucho menos cuando la persuasión consistía en dos grandes y brillantes ojitos de cachorro por parte de Yukhei.

Así era que, ahora, tendían la manta sobre el pasto mientras que Yukhei se encargaba de comprar los helados de cada uno para poder pasar tiempo con sus compañeros en el exterior.

—¡Yukhei apúrate! —escuchó el grito de Kunhang, quien tomaba asiento a un lado de Winwin para recostar su cabeza en los muslos del mismo.

Yukhei gruñó. No podía ser más rápido porque él no tenía la culpa de que la fila fuera de tres personas más delante de él y otras dos esperando detrás de su ser. Y no era como si pudiera esperar más rápido, simplemente no entendía el punto de Kunhang.

Una risita detrás de sí lo sacó de sus pensamientos malhumorados cuando un dedo tocó su hombro por igual, haciéndolo girar sobre su eje para encontrarse con dos nenas -posiblemente más jóvenes que él- enganchadas del brazo.

—¿Es tu amigo? —preguntó una de ellas, apuntando con su mirada al lugar donde ambos de sus compañeros se encontraban.

—No, bueno sí. Pero de hecho somos-

—¿Crees que puedas darle mi número? —Yukhei frunció el ceño cuando se vio interrumpido por la otra fémina.

¿Y ellos para qué querrían su número?

—No creo que-

—Toma —se vio siendo interrumpido de nueva manera mientras le tendían un papel rasgado con, muy posiblemente, el número de las dos—. El primer número es para el de ojitos bonitos y el segundo va para el que te gritó.

—¿Si nos puedes hacer ese favor, verdad?

Yukhei no tuvo ni tiempo para responder cuando ambas gritaron con emoción, abrazándolo de manera instantánea haciéndolo sorprender.

—¡Mil gracias lindo!

¿Realmente estaban en la fila por los helados o simplemente para espiar a sus dos compañeros? Fue lo único que se preguntó el omega para sus adentros cuando las vio desaparecer.

Suspiró silenciosamente, pidiendo los tres helados con una pequeña sonrisa dirigida a aquella viejita enfrente suyo. Uno de vainilla, otro de coco y el suyo de galleta. Pagó por los mismos y regresó hasta donde los otros dos se encontraban tirados sobre la manta.

—¿Por qué tardaste tanto?

Yukhei suspiró con pesadez mientras rodaba sus ojos, dándole el helado correspondiente a cada uno.

wayv's puppy ; yukhei haremDonde viven las historias. Descúbrelo ahora