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Yukhei, a pesar de llevar poco más de dos años siendo el omega de sus demás compañeros llevando así una relación con seis personas a la vez, no poseía el lazo de unión. Mejor dicho, aún no era marcado por ninguno de ellos a pesar del tiempo que llevaban juntos.

No malinterpreten puesto que no era debido a que ninguno quería estar con el otro. Simplemente se debía a la inseguridad que los atacaba en el momento en que se daba la oportunidad.

Por más que lo hablaran en grupo o individualmente, siempre que la oportunidad de poseer o brindar la marca se presentaba los nervios lo hacían por igual y terminaban ignorando el hecho de que su interior les gritaba por quedar finalmente unidos.

Pero Yukhei, aparte de estar inseguro respecto al tema, también tenía miedo. Mantenía una relación con varios integrantes en ella, ¿cómo una sola mordida lo iba a unir con todos? Entendería que fuera una mordida por cada uno, pero tenía tres betas de pareja y por instinto los mismos no podían marcar a un omega porque no cumplían con la condición o rango necesarios para hacerlo. Y temía que, si llegaba a ser marcado por alguno de sus alfas, sus demás compañeros se vieran afectados y quisieran terminar con lo que alguna vez comenzaron.

Su celo estaba a nada de presentarse, menos de una semana probablemente, y sus emociones y sentimientos estaban a flor de piel. Ponerse a pensar en la marca de unión lo hacía sentir inseguro, indefenso y vulnerable en todos los sentidos, por lo que no ayudaba a su sensibilidad del momento.

Kun no tardó mucho en notar cómo su aroma pasaba de ser dulce a ser amargo poco a poco, y decidido, acudió hasta donde Yukhei se encontraba recostado.

—¿Qué pasa, cachorrito? —la pregunta logró sacar de sus pensamientos al omega quien permanecía bajo una manta viendo el televisor del salón.

—¿Las marcas temporales las pueden dar todos?

—¿A qué te refieres con todos? —volvió a preguntar una vez que tomó asiento en un extremo del sillón, dejando las piernas de Yukhei sobre sus muslos para que pudiera seguir descansando.

—Sé que tanto tú como Sicheng y Ten las pueden dar, ¿pero qué pasa con Dejun, Hendery y Yangyang? ¿Ellos también pueden?

Kun meditó unos segundos antes de responder.

—Realmente no tengo conocimiento de ello porque los betas no marcan a sus parejas, pero creo que sí son capaces de dar una mordida temporal —explicó con una pequeña sonrisa en su rostro—. ¿Por qué no lo intentas con ellos en estos días?

Yukhei asintió mientras tomaba asiento en el sillón antes de pasar a acurrucarse contra el cuerpo de su mayor, tomando lugar sobre su regazo en el momento. Kun, quien seguía manteniendo una sonrisa en su rostro, dejó que se acomodara como quisiera antes de rodear su cintura con sus brazos, dejando caricias por toda la extensión de su espalda.

—Tal vez si tuviera la altura de Ten, podría encajar entre tus brazos —murmuró mientras su cabeza tomaba lugar sobre su hombro, haciendo que su nariz rozara contra la suave piel del cuello de Kun.

—Ya lo haces, Xuxi. Encajas perfectamente entre mis brazos y siempre lo has hecho —dicho esto, besó el hombro del omega—. Tendría miedo de romperte si es que llegaras a tener la misma altura de Chittaphon.

Una suave risa inundó sus oídos de la forma más melodiosa posible, llenando su pecho de completa calidez.

Pero entonces aquella calidez pasó a ser una mezcla de emociones cuando Yukhei comenzó a restregar parte de su rostro contra su sensible cuello, incluyendo pequeños besos de vez en cuando que solo lograban aumentar la euforia en el alfa debajo suyo. Siguiendo su deseo por marcar al mayor con su aroma y viceversa, llevó sus roces hasta la zona de su clavícula e inicio de su pecho, subiendo hasta su mandíbula para asegurarse de que no faltara zona alguna por marcar. Para ese entonces, Kun ya se encontraba más que embriagado en la dulce esencia a canela que abundaba en sus fosas nasales.

wayv's puppy ; yukhei haremDonde viven las historias. Descúbrelo ahora