III. Bienvenida a casa

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En cuánto salió el sol Echidna agarró a Moran casi por el cuello para que le llevara a la mansión por supuesto pidió amablemente (le amenazo) que explicara toda la situación.

—Oh, ojou-chan~ gracias por la ayuda —la dueña de la cantina le dio una bolsa —puedes disfrutarlo con tu amigo, son unos dulces muy deliciosos.

—Si, gracias así lo haré. —Se despidió de las personas del pueblo para acompañar a Moran a la residencia de los Moriarty, mientras en el camino Moran miró a Echidna —¿que sucede?

—Cambiaste un poco, que diferencia hace casi dos años fuera de Londres —Echidna meditó sus palabras, no notaba muchos cambios en su físico quizás porque se veía diariamente en el espejo no distinguía la diferencia —no eres la enana de siempre, te has vuelto muy hermosa.

—Hai, Hai... les dices eso a todas las mujeres que llevas a la cama, lo sé desde niña.

—Es por eso que no tengo que mentirte, porque tú eres diferente... —Moran le sonrió ampliamente, Echidna desvío la mirada con un leve rubor, chasqueó molesta —no has cambiado en ese aspecto, cuando te dicen algo así reaccionas de la misma forma.

—No es eso...

—¿Sigues molesta?

—No lo estoy...

–Estas molesta... sabes por lo general es muy difícil de saber que piensas, pero cuando son esos tres eres, yo o Fred, eres demasiado abierta.

—Cállate...

—No seas tan fría, ¿me extrañaste? Todo ese tiempo que estuviste en Paris...

—Solo un poco...

—¿Finalmente te conseguiste un novio?

—¿Eres mi padre?

Y así comenzó una conversación hasta que llegaron a la residencia, al entrar Moran suspiró llevándola a la sala, al ver a Albert y Louis hablar entre sí rezo para que ambos pudieran apaciguar la ira de la joven.

—Moran, llegaste temprano —dijo Albert tomando su té —¿te divertiste?

—No, en lo absoluto, pero encontré a alguien de camino —se hizo a un lado mostrando a Echidna quien saludó con su mano a los hermanos.

—¡A pasado un tiempo~ Al-nii, Lou-nii! He vuelto~

—¡¿Echidna?! ¿Cuando llegaste? —preguntó Albert sorprendido, al verla sonrió —que bueno que estás aquí.

—Bienvenida a casa Echidna~ —al igual que Albert, Louis le sonrió ampliamente —debes estar cansada por tu viaje, prepararé algo de té para ti, espera un poco.

—Está bien, muchas gracias... ¿a que viene esa sonrisa?

—Estoy feliz de verte, ¿no puedo estar feliz de ver a mi adorada hermana menor? —el mayor de los hermanos dejó su taza sobre la mesa de al lado para ir hacia Echidna —te extrañe, bastante —dio una palmadita en su cabeza despeinando un poco su cabello, un enorme rubor apareció en su rostro, un poco de humo salía de sus orejas.

—Oh, b-bueno... etto... yo también...

<<Cómo se esperaba de Albert, sabe manejar bien la situación>>

&lt;&lt;Tsumi no batsu&gt;&gt; Moriarty the PatriotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora