inocencia.

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Hermione sonrió mientras las dichosas lágrimas caían por sus pómulos colorados. De inmediato se separó de él y le propinó una bofetada.

- ¡No vuelvas a hacer eso Draco Lucius Malfoy Black! ¡No vuelvas a borrarme la memoria! ¿Me oyes? - Draco rió sin evitarlo, su Hermione estaba de vuelta.

- No lo haré Slytherin, ven aquí. - Hermione rodó los ojos, Draco le agarró las mejillas y volvió a besarla, con delicadeza, como si sus labios fueran de cristal. - Te he echado de menos... - Hermione le devolvió el beso y luego se sentó en la cama.

- Es todo tan extraño, ósea, todos estos meses he estado odiándote. Es muy fuerte. - Draco se sentó a su lado, y apoyó una de sus manos en la rodilla de la chica.

- Yo he tenido que fingir, no sabes lo que me dolía verte con Blaise. - A la castaña le cambio la cara.

- Mierda, Blaise. ¿Qué voy a hacer? - Draco se encogió de hombros.

- Eso tienes que decidirlo tú. - Contestó él rubio.

- No quiero separarme de ti, es como si nada hubiese pasado en estos meses, sigo enamorada de esos ojos como el primer día. - Dijo Hermione. Draco se rascó la nuca.

- Entonces, piénsatelo, no le diremos nada hasta que estés segura ¿si? - Hermione asintió. Y ambos abrieron la puerta del dormitorio, encontrándose abajo a toda la familia Weasley, Harry y Sirius expectantes. Hermione buscó entre ellos a Blaise, pero no estaba.

- ¿Y Blaise? - Preguntó ella.

- Dijo que no quería estar aquí cuando recordases todo. - Respondió Harry. Ella asintió.

- Bien. - Dijo ella. Se dirigió a la cocina a llenarse un vaso de agua, bajo la atenta mirada de todos. Draco fue detrás suya, y cerró la puerta de la cocina al entrar. Se escuchó por detrás a Sirius quejarse.

- ¡Oh vamos! ¿Es enserio? - Dijo el padrino de Harry al otro lado de la puerta de la cocina. Hermione rió mientras se sentaba en el filo de la mesa de la cocina con el vaso de agua entre sus manos. Draco la miró.

- ¿Crees que deberíamos decírselo? - Preguntó Draco, ella asintió mientras dejaba el vaso de agua a un lado. El rubio se acercó a ella, y colocó ambos brazos apoyados en la mesa de forma que no pudiese moverse, luego alcanzó una manzana verde del frutero y la mordió. Hermione le miró e intentó quitarle la manzana.

- Dame un poco. - Draco negó y puso su brazo con la manzana hacia atrás. Hermione enderezó la espalda e intentó alcanzarla. Pero fue en vano, ya que al hacerlo, chocó son esos labios que tanto le gustaban, y sin poder evitarlo, llevó las manos al pelo del rubio y las enredó allí mientras sus lenguas se fundían en una. Ron, abrió la puerta de la cocina y allí se encontraron a los dos, besándose en la mesa de su casa. Todos los demás también los miraron, y lanzaron un grito de alegría, incluido Sirius. Ambos se separaron asustados, y miraron a sus espectadores.

- ¿Lo habéis disfrutado? - Preguntó Draco. Todos asintieron como tontos. Draco rodó los ojos y se separó de Hermione dándole un último beso.

- Esto es lo que vamos a hacer... - Dijo Hermione. Les contó que Draco y ella iban a seguir así hasta que ella decidiera que iba a hacer con Blaise. Así que tendrían que fingir delante suya. Todos estuvieron de acuerdo con la idea. Draco miró a su tío (segundo), Sirius, y le sonrió.

- Entonces, ¿estáis juntos de nuevo? - Preguntó Sirius.

- No, todo a su tiempo. - Respondió Draco. Hermione sonrió y él le besó la frente.

- Oh vamos, pero si parecéis un matrimonio. - Volvió a reprochar Sirius.

- Eso del sarcasmo está en los genes Black, ¿verdad? - Preguntó inocentemente Hermione. Draco rió y asintió sin pensárselo. Los chicos salieron al jardín mientras Draco y Sirius hablaban sobre la estrategia para derrotar a Lucius. Luego de veinte largos minutos, alguien la tomó del brazo y la guió escaleras arriba; hacia su habitación. Al entrar, cerró la puerta y colocó a Hermione delante suya.

- Quiero consentirte. - Hermione negó, y Draco inmediatamente la agarró del cuello y la pegó a la pared, acercándose a sus labios y rozándolos. - ¿Que es la vida sin un poco de riesgo? - Hermione llevaba una falda de tela negra, suelta, con una blusa blanca. Ella volvió a negar y sonrió nerviosa al sentir los labios de Draco prácticamente sobre los suyos. Él, acercó una de sus manos a su rodilla derecha, haciéndola ascender hasta llegar al muslo interior, donde la castaña le agarró la mano y le detuvo.

- Malfoy, no pienso dejar que me lo hagas aquí. - Él rió.

- ¿Aquí cómo? ¿Contra la pared? No me tientes. - Susurró el rubio. La respiración de la chica comenzó a agitarse y sus músculos se tensaron. - Oh por Merlín, sé cómo reaccionas ante mi tacto. Mentirías si dijeses que no me tienes ganas. - Hermione negó, de nuevo. - Bien, tú lo has querido. - El chico la agarró del culo, la pegó a la pared e hizo que enredase las piernas en su cintura. Se lanzó a su boca con prisas y posesión. Y como era de esperar, ella no se negó, sus lenguas se entrelazaron con fuerza. Draco volvió a agarrarla del cuello y ella gimió sin evitarlo. Él bajó la boca a su cuello mientras apoyaba las manos en su cintura.

- ¡Draco, Hermione! - Llamó Molly desde abajo. - ¡La comida está en la mesa! - Hermione apoyó la cabeza en la pared mientras reía.

- Te has salido con la tuya. - Gruñó Draco mientras la dejaba en el suelo.

- ¿Esto es todo lo que puedes hacer? - Preguntó ella picándola.

- No me subestimes, Granger. Ya verás. - Dijo usando un tono de voz que dejó embobada a la chica. El rubio rió y abrió la puerta para bajar a la cocina. Dejando allí a una Hermione expectante. Luego salió de la habitación, bajó a la cocina y se sentó en la mesa, junto a Harry y Ginny, y frente a Malfoy. Él le dio una pequeña patada por debajo de la mesa y ella rió. Sirius, que estaba en uno de los extremos de la mesa. Hizo el amago de hablar.

- Bien, como sabréis, yo estoy aquí, porque necesitamos derrotar a los mortífagos, necesitamos liberar al mundo mágico de esta presión, y todos sabemos que sin vosotros no podremos hacer nada, gracias a Draco conocemos sus puntos débiles y donde atacar. Pero primero, regresareis a Hogwarts, y lo haremos en las vacaciones de navidad ya que aún hay mucho que hacer. - Todos asintieron mientras comían, Percy y Bill estaban allí también, dispuestos a ayudar. Fred y George se habían convertido en aurores, y también estaban allí. Siguieron comiendo, pero Hermione tenía la mente en otra cosa, en Blaise, específicamente. Se sentía agusto con él, él la arropó en sus brazos cuando ella más lo necesitaba. La cuidó y la respetó, y realmente no quería dejarlo, no se lo merecía. Era cierto que lo que sentía por Draco no se acercaba ni de lejos a lo mismo que sentía por Blaise. Con Draco era todo pasión, química, amor, protección; y con Blaise era seguridad y cariño. Pero él no se merecía que ella lo dejase. Así que tomó una decisión, que le dolería, a ambos. Draco la observó, sabía que estaba maquinando algo y luego definitivamente le preguntaría. Al terminar de comer, la agarró del brazo y la sacó al jardín. Se pararon bajo la copa de un árbol. Hermione le miró, nerviosa.

-¿En qué pensabas en la comida? - Hermione casi se atraganta, ¿Cómo la conocía tanto?

- N-nada. - Draco rodó los ojos apoyándose en el tronco del árbol.

- No soy idiota.

- Pues... pensaba en Blaise. - Murmuró.

- ¿En Blaise? - Preguntó el curioso.

- Sí, en Blaise.

- ¿Y por qué?

- Pues, he tomado una decisión.

Siempre te amé, Granger. | Dramione ✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora