EL MAL QUERER. [Tobias E./Cuatro]

001. tu mira' clava' es una bala en el pecho.

TU MIRA' CLAVA' ES UNA BALA EN EL PECHO.

Circe siempre supo que era adoptada.

Sabía que había sido abandonada en el hogar de los Eaton para tener una vida mejor, probablemente por eso nunca había encajado en abnegación. Y también, capaz por eso no se sorprendió que los resultados de su prueba de aptitud sea Osadía, de igual forma, quebrarle el cuello a alguien por querer matar a un perro no le parecía muy cordial, abnegado o erudito de su parte. Tampoco le parecía muy verdadero haberse disculpado con el cadáver al haberlo hecho.

—Para ser de abnegación eres bastante intrépida— fue lo único que acotó el muchacho de erudición que había supervisado su prueba.

Circe se encontraba comiendo en silencio frente a Marcus, quien la miraba fijamente mientras masticaba y recargaba sus codos en el borde de la mesa para colocar su barbilla descansando en sus dedos.

—¿Cuáles fueron tus resultados?

Circe levantó la mirada hacia Marcus, tensandose levemente ante la pregunta que había hecho.

—¿Que?

—¿Cuáles fueron tus resultados?— volvió a preguntar haciendo que la muchacha aguante la respiración.

Miente.

—Abnegación— respondió en un murmuró con un pequeño hilo de voz.

Miente mejor.

—Fue muy... raro... beber ese líquido y... estar en otra realidad— parloteo levemente mientras volvía su mirada al plato a medio comer, como si fuera lo más interesante del mundo.

—Entonces confío elegirás bien, hija— dio por hecho el hombre con una sonrisa antes de volver a comer.

Un escalofrío le recorrió la espalda al escuchar esa última palabra.

Circe mentiría si les digo que Marcus había cambiado desde que Tobías había desertado, no lo había hecho; al menos no hasta hace unos meses cuando se acordó que su hija ese año iba a tener que elegir la facción que sería destinada para toda su vida. Probablemente, estaba tratando de persuadirla inconscientemente para que se quede en abnegación, pero Circe nunca haría eso.

Ella se acordaba de cada golpe que le había dado a ella y a Tobías cuando eran más jóvenes. Y era algo que nunca iba a perdonárselo.

•••

—Hola— saludó Circe con una sonrisa hacia Natalie y Andrew Prior, quienes giraron rápidamente al escuchar la voz detrás de ellos, revelando a sus dos hijos, Beatrice y Caleb, con una gran sonrisa al ver a la muchacha de ojos azules frente a ellos.