Estúpidos Drogadictos.

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El rubio siguió caminando por los pasillos, recibiendo varias miradas curiosas que ignoró, moviendo sus labios de diferentes formas mientras memorizaba todas las salidas, ventanas y cosas por el estilo.

Iba a escapar, pero sus padres seguramente estaban todavía en casa así que se quedaría un poco más, tal vez y podría destruir el edificio como venganza.

En una de esas veces, pudo divisar a varias personas corriendo al patio gritando desesperados al igual que ese indigente y el que le dio ese juego del periódico.

Uh, extraño.

¿Que no sabían que no podían correr por los pasillos?

Entro a otro lugar que era diferente al laboratorio, había varias personas con la misma ropa y estantes de madera brillante cubiertos de libros, la atmósfera era tranquila y ligera, además, le gustaba leer.

Con una sonrisa corrió hasta los pasillos buscando uno que otro libro que le llamase la atención, pues los de su casa ya los había leído todos por lo menos dos veces y quería aprender más cosas.

Llegó a la sección de "Criminología" para buscar un título interesante por ahí.

Entre cosa y cosa, encontró uno que le pareció interesante, ¿El problema? Era en el estante de arriba.

Observo fijamente el estante, tomando una de las hileras para comenzar a escalar, total, ha cruzado cosas más empinadas e inconsistentes que está mierda.

Cuando estuvo en el lugar indicado, tomo el objeto y lo dejo caer al vacío, ahora solo faltaba él.

Todo hubiera salido bien, lo hacía todo el tiempo y nunca había necesitado a alguien que lo ayudara para bajar.

--- ¡Joven Bakugou!---

Ese fue el grito de su condena.

Una persona lo tomo en su trayecto a caer, apegandolo contra su pecho como si fuera algo frágil, algo débil.

Cuando tocaron el suelo, los delgados brazos protegieron su cuerpo, apretando la camisa del contrario por instinto, cerrando sus ojos ante el impacto.

--- Ufff, ¿Estás bien? Creí que no te alcanzaría a tiempo...--- murmuró por fin mirándose frente a frente.

Era rubio, ojos oscuros y cansados, sus rostro era largo con varias arrugas extrañas en él, asimismo, su cuerpo era completamente esquelético y parecía querer toser en cualquier segundo.

El mundo se detuvo por simples segundos.

--- ¡¡UN DROGADICTO!!--- exclamó con pánico ya que no tenía buenos recuerdos con esa gente, el otro debió asustarse por eso ya que se separó de forma brusca solo para comenzar a temblar y toser sangre.

Eso, obviamente, hizo que las sospechas de Katsuki fueran acertadas.

--- ¡E-espera-

--- ¡No me toques!--- con sus manitas logro impulsarse hacia atrás, cayendo de pie solo para que una mueca de ira adornara sus facciones.

El no era un cobarde, jamás se retiraba en una pelea que alguien o él mismo empezó.

Así que, con un gruñido, junto sus dos manitas para entrelazar sus dedos como un gancho y, sin una pizca de miedo, corrió hacia el enemigo adicto a sustancias peligrosas para golpear su barbilla con toda la fuerza que tenía aprovechando que estaba tosiendo.

El tipo soltó un aullido de dolor y cayó sobre su espalda, aún soltando ese líquido vital por su boca.

Aún presa de esa adrenalina, Katsuki salió corriendo, esquivando todas las personas que trataban de agarrarlo por aquellos gritos.

¡Solo Tienes 7 Años! [Héroes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora