Capitulo 4: El Secuestro

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- Hey César ¿a dónde quieres ir?, faltan por lo menos 2 horas antes que anochezca y no creo que esto sea muy bonito de noche, he visto uno que otros lobos por aquí cerca. Y si no encontramos una choza en donde refugiarnos tus parientes nos cenaran, especialmente a mí.

Hemos caminado por lo menos unas dos horas. Son las 4:25 de la tarde de mi primer día en la cuidad, he avanzado a paso lento pero mañana iré mas rápido, si es que hay un mañana, César está caminando a unos cuantos pasos delante de mí, ha cazado unas palomas, las que consideré aptas para comer las guardare para comérmelas esta noche junto con César. Estamos en una parte de la cuidad que no había visto antes, seguramente es la parte donde vivía las personas con mejores recursos, lo que hay son edificios altos que se te pierden en las nubes, algunos de ellos emanan unas nubes de gases de los que había escuchado antes en el refugio, te hacen perder el conocimiento y te hacen experimentar convulsiones y alucinaciones. Los ejércitos las utilizaban para inutilizar a los habitantes y matarlos más fácilmente. Descarto los edificios como refugio y sigo adelante junto a César el cual sale corriendo de repente, no le doy mucha importancia sé que ha escuchado algún animal y va a cazarlo hasta matarlo. Sigo caminado con la vista clavada en el norte, aún no sé qué observo, cada segundo que paso el dolor de mi estómago aumenta, si no como pronto me desmayare, pero si no consigo refugio no me atrevo a prender un fuego, si es que puedo prender un fuego. Una luz choca en mis ojos, un edificio a unos cien metros, más pequeños que los demás, cada vez que me acerco lo voy detallando, sus ventanas no están rotas, bueno la mayoría no están rotas, las paredes son de cemento rustico, lo que significa que puede tolerar bombarderos, estoy a unos 20 metros de distancia, cuando algo me llama la atención, las ventanas están abiertas pero ninguna emana gas, incluso puedo ver algunos que otros nidos de pájaros en las ventanas, pero lo que más me sorprende...

- ¿No tiene el símbolo de Stal?... eso es imposible, se supone que cada edificio lo debe tener como una señal de no entrar.

Los edificios a mi alrededor tienen símbolos todos iguales, es una advertencia de peligro, de no entrar, ni siquiera si estas drogado, es un símbolo muy común, de hecho es parecido al que usan para advertir contaminación o radiación, solo por una pequeña peculiaridad, el símbolo tiene unas palabras escritas en el "NO ENTRAR. PROPIEDAD DE STAL. PROPIEDAD DE NEVELI RESAR"

No supe que decir después de eso, solo me quede enfrente del edificio a unos 5 metros cuando me interrumpe el aullido de mi amigo, está detrás de mí sentado con una ardilla en su hocico, la tiene bien sujeta por el cuello

- ¿Que dices César entramos? No parece muy seguro, pero creo que es el único lugar que no está marcado por esa extraña marca.

César solo está sentado detrás de mí, con la ardilla en las patas delanteras. Forzó la puerta pero no sede, tomo un tubo que encuentro tirado cerca de la puerta, pero nada, no cede. Observo que una de las ventanas a unos 3 metros de altura está abierta.

- César la puerta no abre ni que le tiremos una bomba, está muy bien segura, pero si observas hay arriba hay una ventana abierta, si logramos trepar conseguiremos entrar y pasar una noche no tan mal ¿Que dices?

César solo se me queda mirando pero sé que está dispuesto a entrar, solo debo encontrar algo con lo que llegar ahí arriba. Doy unos cuantos pasos cuando consigo un contenedor grande de lo que parece ser para basura reciclable, esta todo mugriento pero creo que soportara mi peso. Arrastro el contenedor de basura hasta la ventana, luego tomo a César y subo al contenedor de basura, César debe pesar por lo menos unos 20 kg, me cuesta mantener el equilibrio, pero él se mantiene quieto, logro pasarlo por la ventana y oigo el ruido de su caída, luego tomo el borde de la ventana con mis manos y hago fuerza para impulsarme hacia arriba, logro atravesar la mitad de mi cuerpo mientras mis pies aún siguen afuera de la ventana, toda la parte superior de mi cuerpo está dentro del edificio, logro ver el piso está a más o menos unos 20 centímetros.

- No esta tan alto, quizás si...

Una repentina ráfaga de viento me hace tambalear y caigo de cara dentro del edificio, un dolor inmenso recorre toda la parte de mi nariz.

- ¡Hostia!, qué suerte tengo yo, primera vez que entro a un edificio y me parto la nariz.

Veo a César a unos dos metros delante de mí, luego enfoco la vista en lo que hay a mi alrededor. Aparecer era una oficina lo que puedo ver es un escritorio con una silla vieja toda machacada que apenas conserva una pata, las paredes chorrean el poco de pintura que les queda, toda la construcción es espeluznante, con tanto defectos parece que se me fuese a caer encima. Un espeluznante retrato de lo que parece ser una anciana cuelga del techo, todos estos años hacen parecer al retrato como un macabra figura la cual te sigue con sus ojos, todo este lugar es un atroz escenario de lo que pasó en los años atrás, aún se pueden oír gritos. No le doy importancia y voy con César a buscar un lugar más seguro, todas las puertas están abiertas, pero en su interior lo que hay son escenas de destrucción que la gente dejo a su paso, no encuentro ningún lugar, me dirijo un cuarto, al parecer no esta tan destruido como los otros solo tiene una cama, un baño y un closet pare un buen lugar donde pasar la noche. Mi estómago ruge, necesito comer algo rápido, de camino aquí encontré una bolsa de carbón, bueno un cuarto de carbón, servirá para prender fuego. Un ruido algo parecido a un animal maltratado me hace levantarme de la cama, César no está a en el cuarto, la desesperación me consume, otra vez el sonido esta vez más fuerte.

- ¿¡César donde estas!? ¡César no me asustes!, ¡aparece en este mismo instante!

Solo se escuchan los sollozos de un animal al cual están apaleando. Salgo corriendo a tropezones de la habitación, me encuentro en el pasillo con el ceño fruncido mirando a todos lados como un maniaco, salgo corriendo en busca del sonido, detecto que proviene del piso de arriba subo las escaleras lo más rápido que puedo con la mirada en los escalones, por lo rápido que voy no la puedo levantar cuando doy el último paso un dolor crece en mi cabeza. Me han golpeado, con el poco conocimiento que me queda logro visualizar una silueta y pierdo el conocimiento.

Despierto aún mareado por el golpe, la cabeza aún me duele por el golpe, estoy atado muy rústicamente, las correas se me marcan en la piel, tengo un saco en la cabeza no puedo ver nada, tan solo hay oscuridad, solo oscuridad, cuando una voz repentina me hace estremecer y me saca el saco de la cabeza.

- ¡Eres un idiota! ¡te has metido en un rollo bien grande! este es territorio de los NATIS. Y no nos gustan los intrusos

Un hombre de unos 27 años y una altura de unos 1,87 es muy alto, lleva un traje negro con patrones y dibujos, es de piel blanca con cabello alborotado, lleva una ametralladora que desconozco y me está apuntando a la cabeza

- ¡Eres un jodido nacionalista! ¿cierto?, te podría matar aquí mismo si me da la jodida gana.

Hay una mujer la cual está sentada en un rincón, lo único que se puede distinguir es su largo cabello y su postura, solo observa, mientras su amigo me intimida.

- Sabes, no me agradas para nada, quizás debería matarte lentamente

- ¡Basta Chris! si lo matas yo te mato a ti, ¿entendido?

- Serás cabrona Judith, como te atreves a dejar ir a un nacionalista o mejor dicho a un espía de Neveli

- Espera, ¿qué rayos pasa?, ¿quiénes son ustedes? y ¿que son NATIS?

El tipo al cual lo han llamado Chris me mira fijamente y me vuelve a dar un culatazo con la ametralladora y vuelvo a perder el conocimiento, pero no antes de escuchar las últimas palabras de Judith.

-Niño tu perro cometió un error, por favor tu no cometas el mismo.

New Age: SurviveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora