Athanasia IV

706 92 13
                                    

Estoy en el estudio de papá mientras él está revisando papeles del imperio, mientras yo comía unos pasteles, ahora que lo pienso casi siempre estoy con papá, antes estaría estudiando algo, pero ahora no es necesario, ya lo sé todo, ante los demás soy una prodigio, igual que antes, algunos creen que papá personalmente me enseña ¡tonterías!, él sabe de mis capacidades, pero deja que todos crean lo que quieran.

- Por eso estas más pesada cada vez, nunca dejas de comer – me dice sin levantar la vista de los papeles.

- Pero aun así me sigues cargando – conteste sin vacilar.

- La arrogancia en todo su esplendor, podría decapitarte por tu osadía – me responde, me levanto y me acerco a donde está el.

- Pero no lo harás porque me quieres mucho – le asiento un pastel en su escritorio.

- Te auto valoras tanto – toma el pastel y lo come – demasiado dulce.

- Y de igual manera te lo comiste sin vacilar papi – sonrió burlona, el me fulmina con la mirada, pero no niega nada – me he sentido extraña últimamente.

- ¿Te duele algo?, ¿desde cuándo?, ¿Por qué no me lo habías dicho antes? – sin dejar de hacerme preguntas se levanta de su silla, y me carga mientras sale de su estudio con Félix siguiéndonos - ¿Dónde está el medico?

- Papi-

- ¿Cómo es que nadie se dio cuenta? –

- Papi- aun sin hacerme caso, el comienza a caminar más rápido.

- Y tu Robain como no me dijiste – pobre Félix se ve muy confundido, a el tampoco le dije nada.

- ¡Papá ¡- grito y solo así me hace caso – sabes que no se puede evitar, solo queda esperar a que aparezca lucas- me deja en el suelo, ya más calmado.

- Mas le vale aparecer, si no quiere que lo decapite cuando lo encuentre – por más indiferente que trate de ser, puedo notar que está preocupado.

- Aparecerá – asegure.

- Confías demasiado en él.

A papá le molesta un poco mi confianza en Lucas, dice que será un ladrón, el nunca lo ha hecho, y cuando pregunto a qué se refiere, no me dice y Félix solo se ríe.

- Espera un momento – papá se detiene abruptamente y me mira serio, no puedo evitar sentir nervios – tu magia se altera al estar mucho tiempo con tu animal sagrado – ¡diablos!, ahora solo puedo sonreír nerviosamente – Athy, me dijiste que no te habías encontrado a Blackie aun, así que dime, ¿Por qué tu magia se está desbordando si se supone que aún no lo has visto?

- Bueno papi, veras, cuando dije que no lo había encontrado, podríamos decir que es cierto – me fulmina con la mirada – básicamente el me encontró a mí, así que técnicamente yo no lo encontré.

- Se supone que debes decirme este tipo de cosas hija – suspira – y ahora ¿Sin ningún tipo de secretos? – suelto una risa nerviosa.

- Prometo que no te ocultare nada de nuevo – que hipócrita.

- Eso espero – se da la vuelta y empieza a irse – nos vemos luego, tengo asuntos que terminar.

Félix me escolta al esmeralda, una vez que entro a mi habitación suelto un suspiro de alivio.

- ¿Qué te sucede tonta? - pregunta una voz conocida de repente.

Salto por la sorpresa y cuando volteo miro a Lucas tirado en el sofá comiendo galletas en su forma adulta. El dijo que, por brindarme magia para volver, dormiría más tiempo, yo tenía en consideración que cuando nos encontramos por primera vez el acababa de despertar.

Pues resulta que ya llevaba tiempo despierto y solo en ese momento comenzó a actuar para recuperar su poder mágico por medio de Blackie, así que esta vez apenas despertó vino a buscarme, que eso tiene como dos meses, como es que no lo han descubierto es un misterio ya que papá y Félix siempre están al pendiente de mí.

Me acerco a él, antes de que pueda decir algo y le doy un golpe en la cabeza.

- ¡Auch!, ¿Qué diablos te pasa?

- Silencio, pueden escucharte, y justo le acabo de decir a papá que no tengo ningún secreto que ocultarle, no sabes cómo se pondrá cuando sepa que estas aquí y no le dije – se burla - después de que se puso histérico, cuando le dije que me sentía extraña y tal vez sea el desborde de magia- le digo mientras camino de lado a lado de mi cuarto un poco nerviosa.

Aún recuerdo el dolor sofocante que sentí, como si me quemaran desde adentro sin ningún tipo de contemplación, un dolor tan horrible que prefería morir a seguir teniéndolo, pero es un evento que debe pasar, miro a Lucas y tiene una cara de sorpresa y confusión.

- ¿Desborde?, ¿de qué hablas tonta? -pregunta y se ve genuinamente confundido – tu ya no tendrás desborde de magia.

- Espera ¿Qué?

- Cuando sucedió yo te conocí y luego me fui, en ese periodo si yo me hubiera quedado podría haberlo detenido, de hecho, sospechaba que iba a ocurrirte y aun así me fui – me explico con cautela hijo de – pero después te conocí y me sentí mal de dejarte pasar por eso – añadió rápidamente.

- De acuerdo, estoy conteniéndome para no golpearte – le digo, me siento en el sillón frente a el – y eso que tiene que ver con ahora, ya me he empezado a sentir un poco pesada y mal, ¿Qué tengo entonces, si no es el desborde de magia?

- Apenas nos encontramos otra vez lo primero que hice cuando comencé a recuperar mi poder fue estabilizar tu magia – me explica con cuidado – si te sientes pesada o extraña puede que sea por el exceso de postres que comes.

- ¿QUÉ TRATAS DE DECRME?

- Que estas engordando porque comes mucho – antes de que pueda reclamarle desapareció.

Maldito como se atreve a decirme eso, pero ya vera cuando lo vea de nuevo.

..

En el estudio del emperador:

- Entonces que pasa con el desborde de su magia – pregunta Claude cuando ve a cierto pelinegro de ojos rojos aparecer en su estudio.

- Ustedes son iguales – contesta recostándose en la pared cercana – no habrá desborde de magia lo controle en cuanto pude, y lo curioso es que ella no sospecho que de donde conseguí el poder mágico fue de su padre que la ama muchísimo.

- Deja de decir estupideces.

- Solo digo la verdad, y usted debería descansar un poco majestad – comenta – no es bueno que se sobre esfuerce, no le hará bien a su salud.

- Dices puras estupideces.

- Solo me preocupo por mi suegro – dijo antes de desaparecer, y justo donde estaba su cabeza antes se estrelló la pluma del emperador, con tal fuerza que quedo clavada en la pared.

- Maldito ladrón – murmura – sobre mi cadáver te dejare llevarte el tesoro mas importante de este imperio.

OportunidadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora