Claude II

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Una vez que abrí los ojos noté que estaba en mi estudio y que regresamos justo antes del momento en que estaba pensando usar magia negra para olvidar a Diana.

Lo cual me lleva a una pregunta, ¿Cómo lo sabía mi hija?, es algo que nunca mencione con nadie, ni siquiera con Félix.

Pero sin importar como se enteró, estoy agradecido, así que no lo mencionare por ahora, esto nos ahorrara problemas en el futuro.

La puerta se abre y Félix entra, el cual sin decir ni una palabra se arrodilla frente a mí, con la mano derecha en el corazón y mirando al suelo, igual que lo hizo hace algunos años cuando me juro su lealtad como caballero.

- Su majestad el emperador Claude de Alger Obelia – comienza a decir, de una manera tan firme, a pesar de que su voz se escucha un poco quebrada – yo Félix Robain puedo jurar mi obediencia a la corona Obeliana pero, mi vida, honor y lealtad son suyos y de la princesa imperial Athanasia de Alger Obelia, como caballero y amigo, esta vez no fallare – termina levantando la vista y sonriéndome levemente, puedo notar sus ojos cristalizados.

- Tu nunca me fallaste, siempre disté lo mejor de ti, fui yo el que se confió y a pesar de no estar presente cuidaste de mi hija con firmeza – le extiendo la mano para ayudarlo a pararse y la toma – así que gracias Félix Robain, gracias hermano – le doy un breve abrazo y casi puedo verlo brillar - Ahora tenemos que ir a ver a cierta princesa que tiene mucho que explicar-.

- Cierto, sobre el mago, el dijo que era el antiguo mago de la torre – eso es confuso y casi imposible, pero el mocoso lo dijo con tanta seguridad que puede que sea cierto – pero majestad, la princesa aun es pequeña no debe saber hablar aún.

No conteste y seguí caminando, el tiene razón, es pequeña aun, esta etapa de la vida de Athanasia me la perdí, pero ahora es diferente.

Llegue sin anunciarme y justo cuando estaba entrando cuando escuche como la criada trataba a mi hija.

No puedo explicar la rabia que me dio, actúe según mi impulso y la sometí con mi magia, pensar que mi hija paso por eso mas tiempo me enferma, no quiero imaginar que hubiera pasado si nunca nos hubiéramos topado. Una vez que Félix se la llevo al calabozo me acerque a la cuna y cargue por primera vez en esta vida a mi hija.

- Aun de pequeña eres pesada, como una bolita de masa – vi como fruncía el ceño – pero aun así eres bonita – me sonrió y eso fue suficiente para darme felicidad.

- Pero si la princesa es tan adorable – Félix regreso rápido y se acercó a ver a Athanasia aun en mis brazos – es tan bonita y tierna como siempre.

- Félix cinco pasos atrás – lo mire.

- Majestad no cree que está exagerando – siguió acercándose.

- Diez pasos – tuvo que alejarse, sentí una pequeña victoria, mi hija solo me fruncía el ceño.

La puerta se abrió y por esta entraba Lilian York, al verme en lugar de tener una mirada asustada, se veía preocupada, pero no por ella, sino, por Athanasia,. Es lógico, para ella no tiene mucho que quise matarla, de no haber sido por ella, yo tal vez Es mejor no pensarlo, miro a mi hija, la cual de alguna manera se durmió y me alegro de no haberlo hecho.

- Gloria y bendiciones al sol de Obelia – se inclina.

- York, he estado ausente en la crianza de mi hija y parece que ha habido algunos inconvenientes – estoy seguro de que ella vio que mande a encarcelar a la criada – de ahora en adelante cuidare a mi hija como se debe y quiero que seas su nana, al igual que el – señalo a Félix – será su caballero – sorpresa, eso es lo que refleja su mirada.

- Aceptare con gusto majestad – ambos dicen, estarán juntos mucho tiempo, te lo debía Félix, el resto depende de ti, ambos tenemos una nueva oportunidad.

- Bien, primero despidan a todos los del Ruby, es imperdonable que le roben a la familia real – note que faltaban cosas y en el pasado este palacio estaba casi por los suelos cuando conocí a Athanasia – segundo mi hija estará en mi palacio hasta que tenga la edad suficiente para vivir en el esmeralda.

- Entendido majestad –

- Félix encárgate de que nada salga de aquí, si alguien se entera le cortare la cabeza al culpable – asiente antes de salir para cumplir mi orden, puedo torcer las cosas tanto como quiera siempre y cuando no altere los eventos futuros y para eso necesito discreción o el perro y el traidor se moverán antes – York no te diré todo, pero debes saber que por el momento nadie debe saber que mi hija es favorecida, su vida depende de esto.

- Majestad usted debe saber que mientras la princesa este a salvo, no lo cuestionare, mi lealtad y vida serán para ella, en memoria de Diana – el nombre me sorprendió, pero admiro el valor de decirlo en mi presencia, no cabe duda de que Lilian York es una mujer a la que le tengo un agradecimiento enorme, por los eventos futuros, pero tengo una imagen que mantener.

- Valiente como siempre York – le entrego a Athanasia aun dormida – Félix vendrá a buscarlas para ir al Garner, cuídala mientras.

- Con mi vida majestad – antes de que me retire ella deja a Athy en su cuna y se arrodilla, tal como lo hizo Félix antes, esto si me sorprende – como hija del marquesado York, le juro por mi nombre que serviré con mi vida y lealtad a usted, al igual que a la princesa Atanasia como únicos gobernantes del imperio Obeliano.

- Acepto tu juramento- se levanta – pero me pregunto ¿Por qué ahora?.

- Antes mi vida seria solo en servicio a la princesa, pero algo cambio, no estoy segura de que majestad, pero de lo que si estoy segura es que ahora usted también quiere proteger a la princesa – me dice seriamente – sonara osado y disculpe, pero, ahora puedo decir que usted es una persona a la cual serviré con gusto.

- Esto definitivamente será interesante – murmuro para mí mismo, puedo ver el mismo amor que le tiene en el futuro ya está presente y con eso puedo irme, ya que sé que estará en buenas manos – nos veremos después York.

Sin más me retiro viendo que alguien cuidara muy bien a mi hija.

Después de todo quien mejor que una loba disfrazada de oveja, la cual no dudara en atacar si se pone en peligro su cachorro.

OportunidadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora