3. La penitencia.

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Tan pronto como Chaeyeon abrió la puerta de la entrada principal de la casa Jo, un frío viento la golpeó de frente, un viento casi polar.

Si el espacio no estuviese sumido en las totales tinieblas, Chaeyeon tendría que admitir que era un bonito lugar. Un jardín interior que te recibía apenas abrías la entrada principal de la enorme casa tradicional oriental. Un pequeño camino empedrado cuidadosamente adornado por lámparas de gas que a los costados que le daban un aspecto rústico y elegante y al final del pequeño camino, otra puerta que se podría deslizar para acceder al interior de la enorme edificación.

Chaeyeon sabía que no estaba de día de campo. En su cabeza, resonaban las advertencias que Kim Minju le había dado sobre el lugar y su propia intuición.

Este lugar, podría ser el infierno.

Chaeyeon avanzó apenas dos pasos cuando una risa penetró sus oídos. La risa desquiciada de una chica resonó sobre los muros del jardín y los cabellos de su nuca se erizaron.

La cámara se accionó por sí sola una vez más.

Chaeyeon tragó pesado. 

Literalmente apenas había puesto un pie dentro y ya estaban presentándose aquellas cosas frente a ella. Eso sólo era señal de que sería peligroso ahí, pero no importaba. Si tenía que pelear con el mismísimo Satanás para sacar a Sakura de ahí, lo haría sin titubear.

Y con ese pensamiento en su cabeza, deslizó la entrada del edificio.

La puerta se abrió un poco, podía sentir el polvo en su nariz calando tan pronto como hubo movimiento. Con pasos cautelosos y su linterna siempre hacia al frente, entró en el lugar

Las ganas de volver el estómago fueron severas, pues una de las cosas más destacables fue aquel olor nauseabundo y repugnante. Un olor a putrefacción.

Chaeyeon se quedó de pie en el lugar, apuntando su linterna a cada rincón de la habitación en la que se encontraba. Aparentemente, este fue el recibidor, con la puerta abierta a sus espaldas. Frente a ella, una cortina desgarrada en girones y detrás apenas se alcanzaba a ver un pasillo por entre la tela rota.

Chaeyeon apuntó la linterna con mayor énfasis en el pasillo detrás de lo que quedaba de la cortina y una figura familiar captó su atención. Sakura la observaba parada detrás del harapo que dividía el recibidor y el pasillo.

—¡Sa...! —intentó llamarla, pero fue interrumpida por el sonido de la puerta cerrándose violentamente a su espalda. Chaeyeon aterrorizada se giró, pero no había nada. La puerta se cerró sola. Se giró de inmediato hacia donde estaba Sakura, pero ella tampoco estaba.

Chaeyeon sabía que era ella. No pudo haberla imaginado, así que apretó su mano sosteniendo firmemente su linterna y avanzó dos pasos, pero dos pasos fueron suficientes para que la única fuente de luz confiable que Chaeyeon llevaba consigo, comenzara a fallar.

—No... no... no me hagas esto... —rogó Chaeyeon mientras le daba ligeros golpes al aparato con la palma de su mano. Dentro de su desesperación, según su lógica, golpear la linterna la arreglaría. Y mientras la golpeaba, la luz de la linterna parpadeaba, y entre la luz que se prendía y apagaba intermitentemente, pudo observar más entes en la habitación que dejaban de verse cuando la luz dejaba de apuntarlos.

La luz de la linterna fue titilando hasta que se extinguió definitivamente y por más que Chaeyeon presionara el botón de "ON" del aparato, éste no respondía.

Estaba totalmente a oscuras.

A merced de lo que sea que estuviera ocultándose en las sombras de aquella enorme casa.

Mariposa carmesí. [Chaekura/Kkuchaen] [IZ*ONE] COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora