4. La ceremonia oculta.

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Dentro de la lúgubre habitación, las velas apenas iluminaban pocos espacios de la pieza, haciendo que los rincones se viesen más oscuros y aterradores de lo que eran de por sí.

—Debemos salir cuanto antes de aquí... este lugar es peligroso. —dijo Chaeyeon poniéndose de pie, después de abrazar por unos minutos a Sakura. Esas horas que había estado sin ella fueron realmente un calvario. Era difícil estar sin ella y no sólo porque estuviera muerta de miedo en un lugar donde Dios fue olvidado.

Siempre fueron así.

Desde que se conocieron, las únicas veces que pasaban separadas era cuando dormían cada una en su respectiva casa, aunque eso en realidad no pasaba muy seguido, pues Chaeyeon o Sakura buscaban la manera de escabullirse por la ventana de la otra en medio de la noche. O también en alguna clase en la que no coincidieran, cómo cuando Chaeyeon se quedaba en su club de baile, y ese no era impedimento para Sakura el ir a  animarla desde un asiento alejado del escenario del auditorio del instituto.

Ellas sentían que habían nacido para estar juntas, y el simple hecho de pensar que algo le había ocurrido a la persona que amaba era simplemente inaceptable.

Por eso Chaeyeon estaba ahí. Porque prometió que no la abandonaría y que no importaba que fantasma, ente, demonio, súcubo o el mismísimo Lucifer se llevara a Sakura... Chaeyeon iría por ella hasta el noveno círculo de infierno si era necesario.

—¿Cómo lo haremos, Chae? Estamos atrapadas... —respondió Sakura ante la afirmación de Chaeyeon de escapar no sólo de La Casa Jo, si no de la aldea.

—Encontraremos la manera. He... recibido un poco de ayuda. —Chaeyeon prefirió guardarse su acercamiento con Kim Minju y su contacto con Eunbi y la chica encerrada en el almacén. Al menos de momento.

Sakura se le quedó viendo un momento a Chaeyeon, ¿qué clase de ayuda podría haber recibido en un lugar lleno de almas en pena?

Chaeyeon bajó a Sakura de su regazo para ponerse de pie y tenderle la mano. Y cuando esta se puso de pie, la pequeña hoja de papel antigua que cayó de la falda de la japonesa llamó tremendamente la atención de Chaeyeon.

—¿Qué es eso?

—¿Qué es qué? —preguntó Sakura ajena a lo que había caído del bolsillo de su falda.

—Esa fotografía... —apunto Chaeyeon agachándose sobre el futón en el que encontró a Sakura y tomó el papel color sepia entre sus dedos.

Parecía una fotografía increíblemente antigua. Ni siquiera estaba a color y la humedad del lugar, así como, posiblemente el paso del tiempo, la volvieron amarillenta y con manchas en casi toda la imagen. Pero lo que más impactó a Chaeyeon fue, especialmente, una de las dos personas que salían retratadas.

Había dos chicas en ella,  aproximadamente de la misma altura y... ambas vestían un kimono blanco.

A Chaeyeon se le erizaron los vellos del brazo. Reconocía ese kimono blanco, pero ella estaba segura que no era la misma chica del kimono ensangrentado, no era la misma, pero se parecía bastante. Sin embargo, la otra chica en la fotografía... era imposible apreciar su rostro... estaba borroso... quizá un mal funcionamiento de una cámara tan antigua... quizá un mal enfoque, pero su rostro era imposible de distinguir.

"¿Será la misma chica del cuarto de los cadáveres?" Pensó Chaeyeon con su respiración pesada debido al impacto.

—Creo que viene de ese diario. No sé cómo terminó en mi bolsillo. —Sakura apuntó un montón de hojas viejas, amarradas con un hilo rojo de manera que las mantenía unidas.

Mariposa carmesí. [Chaekura/Kkuchaen] [IZ*ONE] COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora