Capítulo 11

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"¿Están seguras de ello?"
Pregunto con algo de nerviosismo el amante de dos diosas. La vida de Naruto estaba por dar otro vuelco de 360°, los últimos meses con los amores de su vida habían sido maravillosos. El que Lacy y Annabeth se reconectaran con sus madres fue algo que realmente habia alegrado el corazón del rubio.

El último año había sido extremadamente loco. Primero, las madres de sus hijas vuelven a su vida y Luego se entera que en realidad es un Shinobi inmortal que se borró su propia memoria. Esto simplemente era loco, sin mencionar como ahora la madre de los dioses y su hija mayor ahora eran su vecina y la maestra de su hija más pequeña respectivamente.
Todo esto estaba fuera de serie, Naruto estaba seguro que nada le sorprendería.

"Si lo estamos, Naruto."
Dijo la diosa de la sabiduría mientras frotaba la mano de su prometido.

"Artemisa cada vez se acerca más y Madre Rhea ya nos ha dicho que sus hechizos se han debilitado gracias a sus acciones. Ahora solo nos quedan dos meses..."
Dijo Afrodita mientras estaba atrapada en sus propios pensamientos, las bases del Olimpo se estremecerán en el futuro cercano. Zeus definitivamente no dejaría que un mortal fuera el esposo de Atenea, siendo realistas ni aunque él fuera un dios lo permitirá.
Esperaba que el accionar conjunto de Rhea, Hestia y la propia Atenea fuera suficiente pero a las muy malas; se aseguraría que Hera también estuviera ahí. Si ella le permitió usar su baño sagrado estaba segura que también la apoyaria en esto.
Una vez la idea se asentuo en su cabeza decidió compartirla con los preocupados Naruto y Atenea.

"Tendrás que esconderte por un tiempo, al menos hasta que mi padre se calme. Enviaremos a las chicas al campamento ahí estarán seguras."
Dijo la patrona de Atenas.

"¿Estás segura de eso? ¿No hay otra forma?"
Preguntó el angustiado padre, no quería tener que dejar a sus hijas por un tiempo indefinido. Al ver su preocupación, Atenea también decayó.

"No, no lo hay..."

"De Hecho si lo hay."
Dijo con una media sonrisa la diosa más bella. Con algo de esperanza ambos padres voltearon a ver a su novia en común, al ver como de atentos estaban Afrodita les dio una de sus miradas coquetas y empezó su conferencia.

"Esconder a Naruto no funcionara. Zeus removerá cada piedra sobre la tierra para encontrarlo, solo será cuestión de tiempo para que pase."
Ante su declaración el mencionado se vio algo incómodo en su lugar y Atenea miraba con dagas en los ojos a su prometida. Ella se encargaría de que encontrar al padre de su hija fuera imposible.

"Si vas a lanzarte sobre mi Atenea espero que sea sin ropa, primor."
Este simple comentario logró que Naruto se sonrojara por un recuerdo de su mente mientras que atenea casi se desmaya en el acto.
Ella tenía una relación y una vida sexual tanto con Naruto como con Afrodita, sin embargo los comentarios descarados de su prometida, siempre lograban derrumbarla. Como si fuera un simple castillo de naipes, tal vez tenía que ver el hecho de que Atenea aún estaba lidiando con su Bisexualidad.
Centrándose nuevamente la diosa gruñó con molestia y le respondió a la hija de Urano.

"Ve al punto Afrodita..."
Con una sonrisa en sus carnosos labios ella continuó con su relato.

"Como sea. Inevitablemente te encontrara cariño."
Dijo ella mientras miraba a su concentrado prometido, luego volteo a ver a la madre de Annabeth.

"Sin embargo, eso no significa que no podamos prepararnos para ese día."
Dijo la astuta divinidad la cual se ganó el brillo en los ojos de sus amantes. Afrodita tenía razón, no podían evitar el impacto pero sí podrían prepararse para esto.

"Lo entiendo, explicate con más detalle."
Dijo con convicción en los ojos la diosa Atenea.

"Es realmente simple, seamos sinceros. Zeus es un malvavisco cuando se trata de ti, y justo en dos meses empieza junio..."
Dijo mientras alzaba las cejas.
Ante la implicación que Afrodita planteó hizo  Atenea saltó de su asiento con una notable alegría, tan así que uno podría pensar que el dios del sol había tomado la forma de la diosa de la guerra.
De una  manera inesperada ella se abalanzó sobre su pareja y le dio un profundo beso, la encarnación de la lujuria solo atino a dar un sonido de sorpresa antes de quedar engatusada por los sabrosos labios de Atenea.
Luego de diez segundos la ahora eufórica diosa rompió su unión y se dio media vuelta para besar al padre de su hija con aún más pasión que con afrodita. El toque de sus labios solo fue detenido por la falta de oxigeno, pero aun asi ambos amantes tenian sus frentes juntas y su largo cabello negro cubria los rostros de ambos.
El pudo sentir el los dedos de su novia pelinegra recorriendo su rostro, mejor dicho sus tres pares de marcas de bigotes. Una pequeña sonrisa se había formado en el rostro de la diosa.

El Heredero de los Shinobis (Artemisa x Boruto)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora