Corea del Sur, 2001.
Lee Minho cumple 73 años, y es otro hombre de acero comido por la vejez. Su pelo, una vez de un reluciente negro, ahora es sólo una cosa blanca con volantes. Su cara de porcelana se marchitó y lo dejó con nada más que una capa frágil de piel. Sus ojos que alguna vez estuvieron llenos de luz -tan brillante que salvaría cualquier alma perdida de las sombras, que solían reflejar la calidez de amabilidad y un amor que sólo un sol de verano podía regalar- ahora estaban idos, esa luz desapareció tras las lágrimas y la miseria del inolvidable pasado que lo maldijo.
Aunque sus ojos todavía brillan cuando recuerda a Hyunjin. Todavía recuerda el tiempo que estuvieron separados por el verano, el tiempo sería un poquito lento y esas soleadas semanas una temporada. Ahora él daría cualquier cosa por regresar y encontrar una forma de pasar ese tiempo a su lado, disfrutando esos momentos, instando a sus padres a quedarse en Hiroshima con Hyunjin.
Mientras Hyunjin yacía acostado en la cama del hospital, el tiempo inundó los dedos de Minho sin tomar en cuenta sus sentimientos, desearía haber dejado de avanzar y existir en ese momento juntos. Sin pensar, sin respirar, simplemente no estando separados. Entonces se acostaría al lado de Hyunjin sólo para sentir el calor de su cuerpo, y recargar su cabeza más cerca de la suya.
Nunca volvió a doblar un papel ni creó su hermoso origami después de su muerte.
Las cosas que más recuerda sobre los últimos de días antes de irse a Miyashima son cuán pacíficamente era Hiroshima, cómo el sol veraniego brillaba resplandecientemente sobre los habitantes de la ciudad, quienes cuidadosamente se paseaban a lo largo de las calles y pasaban su tiempo alegremente con la familia, a pesar de que la guerra seguía en curso. La vida parecía simple -y probablemente lo era, sin considerar la guerra-, pero fue el tipo de simplicidad que uno puede encontrar a tiempo antes de la gran complejidad. Fue la calma antes de la tormenta, y la tormenta que se avecinaba era de una magnitud que nunca olvidaría.
El futuro siempre fue algo por lo que Minho nunca se preocupó cuando era un niño. Nunca pensó en todo el tiempo que su vida estuvo encerrada como si fuera una pequeña mancha en una línea de tiempo, a pesar de su pequeña mente y su inocencia. Tuvo mucho tiempo, tanto tiempo que lo dejó deslizarse a través de sus dedos como monedas de un centavo sin valor, tanto tiempo que vio drenar, tanto tiempo que dejó que se desvaneciera, tanto tiempo que lo vio disolverse como un espejismo en un desierto, tanto tiempo que se puso de pie mientras ello volaba por el horizonte vacío. Y ahora se daba cuenta de que había tenido mucho tiempo, y lo desperdició. Ahora notaba que para alguno de ellos, ese día fue su última mañana.
Hace unas décadas, le ofrecieron un trabajo en Japón cerca de Hiroshima, al igual que a su padre, pero declinó la oferta; nadie realmente entendía porqué: le pagarían el triple que lo que estaba ganando, y además, no tenía nada que perder en Corea -no tenía hijos ni esposa. No había nada Corea para él, aunque sabía que en Japón tampoco había algo esperándolo.
El joven Lee Minho eventualmente se mudó a su querida Corea del Sur, mas no por las razones que hubiera querido. Japón significaba mucho Hyunjin, e incluso si no quería escapar de él, de algún modo lo tuvo que hacer. Corea del Sur no fue una aventura para Minho, pero sí un refugio -un refugio de los abrumadores recuerdos.
Una antigua leyenda japonesa promete que cualquiera que doble mil de grullas de origami será recompensado con un deseo. Algunas historias creen que eres bendecido con felicidad y suerte infinita, en lugar de sólo un deseo, como una larga vida o la recuperación de una enfermedad y lesiones. Mil grullas de papel son a menudo dadas a una persona que está seriamente enferma, para desearle su recuperación.
Las grullas en Japón son unas criaturas místicas y sagradas, de las que se dice que viven por mil años: por eso se fabrican mil grullas, una por cada año. En algunas historias, se cree que las mil grullas deben terminarse en un año y todas deben ser hechas por la persona que va a pedir el deseo al final.Fin.
[Espero que a las personas que lean esto hayan llorado JASKSKJAKSAKA
Cuando mira hacia las grullas de papel, su corazón palpita y sonríe, sus ojos brillan una vez más antes de que lo recuerdos se desvanezcan.
Minho sólo tiene un deseo, y es Hyunjin.
Fin.
[Espero que a las personas que lean esto hayan llorado JASKSKJAKSAKA
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Nos leemos~].
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Mil grullas de papel [HyunHo]
Fiksi PenggemarMil orizuru (折鶴 ori- "doblado", -tsuru "grulla", o grulla de papel) ensartados juntos son llamados senbazuru (千羽鶴), que significa "Mil grullas". Se dice que se necesitan mil grullas hechas de papel para que un deseo se haga realidad... Minho sólo pi...