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tomó un pedazo de pastel con el tenedor extendiendolo para su acompañante, a sungchan le dio mucha ternura ver como el peli-cenisa simulaba sonidos de aviones para darle de comer, y siguiéndole el juego se lo comió.
— muy bien sunggie — aplaudió feliz — ¿uno más?
negó divertido — tienes que comerlo tu también.
se dedico a comer del postre dando pequeños saltos en su asiento. para los ojos del mayor era la cosa más adorable, pero para shotaro era como un mal hábito que trataba de evitar claro fallando muchas veces. al darse cuenta de su comportamiento paro en seco dejando su cubierto en el postre y jugando su camiseta.
— shotaro.
este alzó la mirada hacia su amigo — tienes algo... — sungchan apuntó hacia la comisura de sus labios, pero al verlo confundido sonrió.
osaki quedó congelado al ver tan cerca su rostro, nuevamente. sung se levantó de su asiento para inclinarse con la intensión de quitar un pequeño pedazo de fresa de sus labios, algo se removió dentro suyo cuando shotaro lo tomó de las mejillas.
pero no duró su cosquilleo cuando sus mejillas fueron aplastadas haciéndole formar un puchero. taro carcajeo.
— tienes que parar ahí — toco su nariz con su dedo — aún no puedes.
sungchan asintió regresando a su lugar — lo lamento — aún así se inclino otra vez y limpio los labios con una servilleta.
— muchas gracias.
sonrió de vuelta — no tienes que agradecer — lo vio seguir con su trabajo de devorar el pastel — taro — lo vio asentir — ¿quieres ir a alguna parte?
abulto su labio — después tengo que ir con mis amigos.
no podía quejarse de ello ya que lo veía todos los días y salían de vez en cuando para divertir a su menor. aunque lo hacía con miedo de sus clases iniciarán y se les hiciera imposible verse, se estaba acostumbrando a levantarse para ir a su hogar y verlo en las mañanas, no sabía que haría si no llegaba a verlo al menos un día, le ponía melancólico de solo pensarlo.
por ello convenció al más bajo en acompañarlo hasta donde se verían sus amigos.
shotaro apretaba cada vez más la mano contraria mientras avanzaba entre la gente. se estaba arrepintiendo del atuendo que estaba vistiendo, una clase de overlor que al momento de ponerse se sentía bonito ahora se sentía infantil. bajo la mirada tratando de pensar en otra cosa pero sentía que todos le estaban mirando.
— ¿te encuentras bien amor? — se inclino hasta quedar a su altura.
negó — creo que quiero ir a casa.
— ¿por qué? — tocó las mejillas y frenete del pelirosa revisando su temperatura — ¿te sientes enfermo? ¿te duele algo? — estaba por preguntar una vez más pero se apuntó de pies a cabeza — ¿tú?
