2

478 37 5
                                    

Desde el momento en que Max abrió los ojos, supo que algo andaba mal. El cuerpo le dolía y tenía una gran resaca que le hizo cerrar los ojos de nuevo pues la luz que se colaba por el ventanal le molestó.

Cerró los ojos tratando de recordar qué había pasado la noche anterior, pero nada o al menos no todo, después de regresar del sanitario recuerda haber tomado de su vaso y que había comenzado a entablar conversación con unos amigos de Daniela que curiosamente habían aparecido en el bar, a su lado, bailó con la castaña y quizá tomó uno o más tragos que le hicieron llegar al estado en que se encontraba, pero nada más. En su mente no había recuerdo alguno de llegar a la habitación en la que estaba y ni siquiera entendía la razón por la cual estaba desnudo y muchísimo menos porqué Daniela dormía plácidamente a su lado, desnuda.

Quizá si ella y él no estuvieran desnudos la situación sería muchísimo más comprensible, pero no era el caso y la cabeza le estaba martillando por los intentos de recordar, pero nada, parecía estar en blanco, como si esa parte de su vida estuviera perdida.

<<¿Qué pasó anoche?>> la simple idea de haber tenido sexo con la que ahora era su mejor amiga, le revolvió el estómago y la idea de haberle sido infiel a Isaac hizo que el corazón le diera un vuelco y se apretujara en su interior.

¿Qué debía hacer?, ya no aguantaba estar en esa cama, así que se levantó y buscó su ropa, encontrando su bóxer justo al pie de esta, fue hacia lo que parecía ser el baño, se sentó sobre el inodoro y volvió a intentar recordar, pero de nuevo sus intentos fueron en vano.

Se miró en el espejo, su rostro estaba demacrado, las ojeras debajo de sus ojos no ayudaban a su aspecto y la creciente barba le hacía parecer un poco más mayor de lo que en realidad era, se lavó la cara intentando aclararse un poco, quitarse el sueño y quizá arrancarse la resaca.

Al salir del baño observo a Daniela sentada en la cama, con las sábanas ceñidas a su cuerpo en un intento de esconder su desnudez, se dedicaron una mirada confusa y Max notó a Daniela preocupada. Antes de poder decir una palabra, se escucharon tres golpes en la puerta de la habitación, la castaña saltó en su lugar y quiso decir algo, pero las palabras no le salieron, los golpes volvieron a escucharse.

<<No abras...>> pensó la castaña.

Muchísimo antes de que Max o Daniela pudiesen acercarse, la puerta se abrió. Daniela ahogó un grito cuando personas que conocía bastante bien comenzaron a entrar al cuarto, quiso huir, pues después de todo ella era consciente de que Max no se merecía aquello, pero... ¿Qué debía hacer?

–¿Papá? –susurró nerviosa, tomando con más fuerza las sábanas, apretándolas a su cuerpo. –¿Qué haces aquí? –trató de no sonar nerviosa, fallando en el intento.

–Eres un pedazo de zorra, ¿Qué mierda haces aquí? Y con este maricón. –Israel Mcfloyd estaba enojado, sus fosas nasales estaban dilatadas y su ceño estaba fruncido. –Cada que creo que puedes hacer algo bien, haces una estupidez, eres igual de fácil que la puta de tu madre...

–Señor esto no es lo que parece... –le interrumpió Max. –Entre su hija y yo no ha pasado nada...

–No me interesa ni una mierda lo que digas, me basta con ver el estado de esa puta para saber lo que pasó, no sabes en lo que te acabas de meter niñito...

–¡Papá cállate! –Daniela estaba a punto de llorar, aferrándose a las sábanas se levantó de la cama y caminó hacia su padre. –Max dice la verdad, entre nosotros no pasó nada... –una cachetada detuvo sus palabras y le hizo trastabillar en el suelo al tropezarse con la sábana, miró a su padre con el dolor cargado en su mirada y con el terror ceñido en su garganta se quedó callada.

F A L L I N GDonde viven las historias. Descúbrelo ahora