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Byron miraba por la ventana de su oficina, otro día lluvioso
Y otro día de trabajo...
Miró su reloj, podría salir un rato al parque a tomar un poco de aire fresco, tomó su abrigo y un paraguas, bajó por el ascensor del edificio y salió.
Caminó hasta el parque, esta vez estaba vacío, no había nadie más que solo personas caminado con un paraguas en mano y algunas personas corriendo por que ya era tarde y debían ir a trabajar.
Vió la misma banca que ayer, y se sentó
Suspiró, pensando en todas las cosas que hizo y que podrá hacer el resto de su vida tan aburrida. No le encontraba sentido a nada.
Un ruido lo Interrumpió de nuevo —Genial, nunca puedo estar en paz— Pensó
Miró al lado para ver que era el que causó ese ruido, y se sorprendió.
Era otra vez el chico de ayer, se había sentado en el mismo lugar, al lado de Byron.
Byron solo se quedó callado, igual que ayer.
Pasaron unos 5 largos minutos, todo estaba en silencio. Byron volvió a mirar al lado, y el chico no dejaba de mirar al frente, a un poste de luz, para ser exactos.
A Byron esto le incomodaba.
Miro su reloj que estaba en su mano
12:00 PM
Debía volver al trabajo, se levantó en silencio, y se fué, dejando al chico allí, que este ni si quiera se movió.
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