Días de lluvias y ceguera | Byron x Edgar | Brawl Stars

Día ?

Habían pasado ya cuatro días desde la desaparición de Edgar.

Byron se sentía extraño, nefasto. Lunes y martes salía de la oficina a tomar un descanso, sin ver a Edgar ahí.

Colette el día de su desaparición, llegó exaltada a casa de su padre, con un Mortis intentando mantener la cordura detrás de ella.

Colette le contó, que la madre de Edgar le avisó el viernes en la noche que este no había llegado a casa. Ella se preocupó, le mandó miles de mensajes a Edgar y no contestó.. y justo esa mañana del sábado, la madre de este la volvió a contactar, para decirle que, efectivamente, Edgar no apareció.

Byron no sabía como reaccionar, miró a su hijo e intentó pedirle explicaciones a él, pero Mortis le respondió con una cara de no saber nada al respecto.

Ese fin de semana, se trató de Byron consolando a sus hijos, y de él, intentando calmarse a sí mismo.

— ...

Cuatro días, y nadie sabía nada de Edgar.

Era miércoles, y Byron salió de la oficina tomándose un descanso.

Y lo encontró.

Sentado, en la misma posición que los días anteriores.

Sorprendido, Byron corrió hacia él.

Nunca corrió más rápido en la vida, se paró frente a Edgar aún sabiendo que probablemente este ni lo note.

Y lo vió.

Edgar estaba lleno de moretones en la cara, tenía su labio roto, y su único ojo visible morado.

— ¿Edgar? ¿Qué pasó? — Preguntó Byron acercándose al pelinegro, apoyando sus manos en las mejillas de este.

Edgar se sobresaltó, pero apenas escuchó la voz de Byron, lanzó un suspiro.

— Hola Byron ¿Como estás?

— ¿Como estoy yo? — Ríe Byron de forma sarcástica — ¿Como estás tu? ¿Que te pasó?

Edgar no responde, y Byron solo se limita a mirarlo. Observa como Edgar se contrae en el asiento y sus ojos se ponen cristalinos.

Byron lo entiende, y acaricia sus mejillas.

— Si no quieres hablar ahora, está bien — Dice Byron, para calmarlo.

El pelinegro se apoya más en las manos del contrario, intentando buscar el calor en sus manos. Byron lo abraza y este se acurruca en su pecho.

Y siente como caen las lagrimas de Edgar.

Ese día, no llovió.

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