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La chica sujetó una de mis mejillas con sus manos heladas, con ese movimiento tan simple su cara se volvió roja al instante y sus expresiones comenzaron a denotar mucho nerviosismo

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La chica sujetó una de mis mejillas con sus manos heladas, con ese movimiento tan simple su cara se volvió roja al instante y sus expresiones comenzaron a denotar mucho nerviosismo. Mi otra compañera soltó un leve suspiro de alivio cuando avanzamos en la alfombra para después acariciar su cabello rojo y ubicar sus manos en mi hombro.

El evento a la Gala25 le daba cierre a mi semana en Argentina, no le dije a nadie, excepto a Matilde, pero sentía una especie de vacío por no quedarme a despedir el año 2020 y recibir el 2021 abrazando a mi familia.

Mi agenda de año nuevo no me permitía ese tipo de libertades; como quedarme dos semanas con mi familia o desaparecerme de redes un tiempo.

—Mira a nuestras cámaras —ordenó uno de los fotógrafos.

—Miren —corrigió Kath —. No somos sus accesorios.

El hombre escuchó y le dedicó una risa sarcástica, enfocándome incluso más a mí.

Bajé el agarre de Kath de mis hombros y entrelacé mis manos con las suyas, lo mismo hice con la otra modelo, para que ambas sintieran la comodidad de acercarse y saber que no tendría problemas con eso.

O para que el fotógrafo supiera de lado estaba.

—A este lado, chicos —dijo otro fotógrafo.

Esperamos unos segundos a que su compañero terminara de fotografiarnos para después girarnos en su dirección y posar para él y los demás que estaban en grupo. Mis ojos comenzaban a sentirse aturdidos, eso no tenía por qué ser visible ante los demás, por eso sonreí con la mayor tranquilidad posible y pensé en las cosas bonitas que saldrían de nosotros en internet.

El ambiente entre los tres se volvió liviano cuando dejaron de fotografiarnos y comenzaron las entrevistas. Kath se emocionó cuando comentó su anécdota visitando por tercera vez Argentina y como las personas la admiraban desde lejos, manteniendo un espacio considerable para hacerlo, sin llegar a agobiarla.

Yo no dije mucho, si bien el entrevistador trató de indagar datos personales; como la residencial familiar o actividades que había realizado con mi familia, evité con bromas responder a insinuaciones sobre una supuesta novia. Los entrevistadores no parecieron muy conformes con mis respuestas, pero fingieron estar satisfechos.

Saludamos a un par de conocidos, al mismo tiempo que Kath y yo nos dirigíamos a buscar nuestros nombres y sentarnos para pasar la noche de esa manera, juntos, tal y como habíamos llegado a la alfombra.

Katherine afianzó su agarre en mí para continuar caminando, las luces tenues del salón impedían mirar otra cosa que no fueran las lámparas brillantes y el cuerpo de aquellas personas que vestían algo de extravagante fluorescente.

—La noche es mucho más fría —dijo ella, y supe con qué intención lo había hecho.

—¿Quieres que...?

Cuando Acabe El Show ()Donde viven las historias. Descúbrelo ahora