Aer siempre quiso actuar con Rodrigo.
Rodrigo siempre quiso ser compañero protagonista de Aer.
Desde que cruzaron miradas ese día en ese casting, ambos tuvieron la sensación extraña de lo sorprendente que sería protagonizar una serie juntos.
Todo ca...
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Evalué más de cinco veces el salón: no había presencia de Zerm, Celeste o Max, tuve la idea extraña de que ellos llegarían al tratarse de entrevistas para promocionar la serie, pero desde que Zerm había cedido los derechos del primer material de detrás de cámaras y las pocas promociones para la serie, casi no lo mirábamos y nos limitábamos a seguir instrucciones del equipo de Francisco, mismas que eran confusas y repetitivas, casi parecían no ponerse de acuerdo sobre el enfoque de las escenas y el material que estaban sacando al público.
Rodrigo jugó con el hilo de mi sudadera, haciendo un esfuerzo por no llamar la atención, nos alejó a ambos del resto de las personas.
—Sobre lo de anoche — Rodrigo nunca se quedaba sin palabras, pero estaba haciendo el esfuerzo por hablar del tema sin lucir patético —. Estuvo bien anoche —soltó su agarre de mi sudadera e hizo el intento de contenerme la mirada por unos minutos, cosa que no pudo porque enrojeció en poco tiempo —. Trato de decir que...
Nunca pensé dos veces mis encuentros sexuales, siempre me despertaba la mañana después y reconocía no querer hablar del tema, lejos de considerarlos vergonzosos, me parecía innecesario crear un tema de conversación que giraba en cómo se folló la noche anterior. Sin embargo, mirar a Rodrigo enrojecer y balbucear agradecimientos mezclados entre mi regalo de cumpleaños y otros temas, hacía que me dieran ganas de besarlo en ese mismo lugar, sin importar la cantidad de cámaras presentes.
—¿Tratas de decir que estuvo bien? —contesté, concentrando mi atención en el libreto con las preguntas que tenía en mis manos —. Si eso es lo que tratas de decir —hice una pausa para dejarle espacio a que Leena y Angie pasaran y no escucharan nuestra conversación —, también creo que lo de anoche estuvo bien.
No me incomodaba la presencia de todas las cámaras siguiendo el mínimo de nuestros movimientos, pero volvía algo calculador hasta mi manera de respirar, sobre todo las miradas de Francisco cada que vez que Rodrigo y yo nos acercábamos demás o nos tocábamos para hacernos algún tipo de broma.
—Hay algo que debo decirte —sujeté su mano para acercarlo a mí, Binzaa fue el único consciente de nuestra conversación privada y del agarre mío sobre Rodrigo, aun así, el rubio lucía incómodo por la presencia de mis manos sobre las suyas, antes de hablar, le solté para que cambiara su expresión —Tengo la dirección de tu madre —esperé unos segundos, pero en su rostro no había rastro de emoción por saber sobre el tema —. Compré los boletos de vuelo para la próxima semana, tienes libre, consulté tu agenda.
Por el silencio tan incómodo entre nuestra conversación, me pregunté si hice bien en tomarme la libertad de buscar a su madre: esa noche que me comentó su situación algo de mí quiso ayudarle, como un impulso extraño por hacer feliz a Rodrigo, incluso si eso implicaba meterme en problemas o estar en deuda con Nelson.
—Yo no...
Pensé que completaría la oración con un "yo no te pedí que lo hicieras", pero Rodrigo era demasiado amable para contestarme de esa manera.