||2014 en adelante||

18 0 0
                                    

De este año recuerdo que como estaba castigada, tenía los ojos de mi mamá encima, nunca supe cual era el objetivo de castigarme. Sin quererlo, también empecé a tener una relación de amor y odio con ella, la amaba mucho y bueno la sigo amando, pero nunca entendí porque me hacía todo eso. Se que dentro de sus planes de castigarme estaba en que yo dejara de hacer lo que hacía, pero también era de las primeras personas en decirme que estaba subida de peso y ojalá me hubiera dicho es por salud pero no, sus razones eran más estéticas, eran más no te queda esa ropa porque estás así; ahora lo que no entendía y no entiendo es que, si tanto le molestaba que yo estuviera subida de peso, ¿por qué me obligaba a alimentarme de la manera incorrecta? Nada de lo que comía era lo que realmente mi cuerpo necesitaba para estar bien.

Recuerdo que ese año me volví a subir de peso, fueran tantas las noches que lloré que ya no tenía excusas para explicar mis ojos hinchados al día siguiente. En medio del llanto intentaba hacer ejercicio, en la noche ya nadie me vigilaba y todo era más fácil. Al terminar el año académico, termino mi castigo; recuerdo anhelar ese momento. Realmente no espere mucho para volver a lo mismo, pasó un día y ya había retomado mi rutina de antes. Tenía atracones de vez en cuando, el sanitario seguía siendo mi consuelo, mis técnicas para ocultar todo mejoraron.
Aunque había retomado esa rutina, me di cuenta que mi cuerpo se cansaba más de lo normal, así que tenía épocas en las que tenía que comer sin acudir al baño, pero así como estaban esas buenas épocas, también habían malas épocas, donde acudir a cualquier sanitario era una necesidad, si no lo hacía me comenzaba a doler el pecho y me sentía mareada, no podía estar tranquila. Esos momentos malos los empecé a llamar recaídas, no sabia en que momento llegaría una pero intentaba estar preparada siempre.

Mis pensamientos con ansiedad y TCADonde viven las historias. Descúbrelo ahora