|| • Capítulo 8 • ||

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Lunes....

Narra Rosalie....

Inicio de semana, eran las 5:30 cuando se activo mi ya conocida alarma, estire el brazo para apagarla, soltando un gemido de cansancio.

Me coloque el suéter, hacía un frío increíble, tanto que me provocaba escalofríos cada cinco segundos, al abrir la puerta, haciéndome gritar del susto y dar un enorme salto, me encontré a Libardo arrecostado en la pared al lado de la puerta, con las manos dentro de los bolsillos de su pantalón, y su cabeza baja.

- ¿Se puede saber el porqué te encuentras aquí? -

- Esperaba que salieras de la habitación -

- ¿Qué quieres? - Me encamine a mi cuarto.

- Hablar contigo, pedirte disculpas por mi estúpido comportamiento anoche -

- Eres un idiota, Libardo, primero haces las cosas y luego quieres que todo se solucione con una simple disculpa -

- Lo confieso, sé que fui un imbécil, no he debido tratarte así -

- Me parece excelente que tengas en cuenta lo que has provocado.... he perdido demasiado tiempo escuchando tus excusas inútiles, te pediré una cosa... desaparece de mi vista, ¿si?, ¿crees poder hacerlo? -

- Rosie.. lo lamento, tienes toda la razón de estar enfadada, te he faltado el respeto, te comprendo, linda... pero deseo arreglar las cosas contigo.. otro te habría dejado plantada sin dar explicaciones, por suerte no soy así, no quiero perder tu amistad por algo tan estúpido como lo sucedido anoche -

-.. Libi... no sé que decir -

- Solo di que me perdonas... quiero escucharlo salir de tu boca, estaré muy agradecido -

-..... Sé que me arrepentiré de esto algún día pero... de acuerdo, tienes mi perdón -

Corrió hacia mí, rodeando mi cintura con sus brazos me abrazó por detrás, ocultando su rostro en mi cuello.

- Gracias, Rosie -

Pose una mano sobre las de él, mientras con la otra acaricie su cabello.

- Te comportas como niña pequeña, ¿sabes? -

- Solo cuándo deseo el perdón de alguien, y mucho más cuándo hablo con toda sinceridad -

Reí, me acerque al clóset.

- ¿A dónde vas? -

- Tengo clases ¿recuerdas? -

- Acabo de recordar -

Reímos, elegí un suéter, un buzo blanco, y unas tenis del mismo color, mientras me daba un baño Libardo bajó a preparar el desayuno.. que siendo sincero... le queda exquisito.

 le queda exquisito

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