cambios

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Habian pasado seis meses desde la partida de sus padres al extranjero, en ese lapso de tiempo de alguna u otra forma se había hecho muy cercano a Sasuke.

Y en ese corto tiempo támbien había surgido un sentimiento extraño...

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-...be!-.

-...be!-.

-...obe!-.

-!!Dobe¡¡-. Grito un azabache irritando mientras tumbaba de la cama a un rubio atolondrado.

-!Aggggg¡ !¿que demonios quieres madito teme?!-. Pregunto el ojiazul mientras calmaba el dolor de su trasero debido al sentón que se dio por la caída.

-Eres un usatonkachi, hoy tienes una junta con la directora de tu escuela y ya vas dos horas tarde, pero si prefieres repetir el año vuelve a domir. Eso si, no cuentes con mi ayuda està vez-. Decia el ojionix mientras caminaba hacia fuera de la habitación y finjia cerrarla lentamente.

Al rubio sólo le tomo algunos segundos caer en cuenta de la situación, levantándose de golpe.

-!¿Qué?¡ -!¿como que dos horas tarde?¡-. Grito el menor mientras salía corriendo de la habitación tropezado con la pierna de Sasuke en el proceso.

El azabache por su lado, solo se divertia con la situación de su atolondrado rubio. Era demasiado placentero molestarlo, además de que le encantaba ver las muecas que hacía.

Ayudo al rubio a ponerse de pie con una sonrisa burlona, fue entonces cuándo el rubio cayó en cuenta de lo que realmente estaba pasado, eso lo hizo irritar un poco porque siempre terminaba cayendo en las bromas del teme.

-Sasuke-. Dijo algo molesto el rubio mientras hacia un puchero de disgustó.

-mhm ¿que pasa dobe? ¿quieres que te lleve cargando hasta la cocina o qué?-. Preguntaba mientras hacía muecas de cargar al menor.

-Deja de hacer eso, no es divertido-. Se quejaba el rubio mientras cruzaba los brazos y desviaba la mirada como un niño pequeño.

-¿El que?-. Pregunto divertido

-!Tu sabes, no te hagas¡-. Reclamaba Naruto

-mmmmmm no lo se dobe, si no me lo dices no puedo entender de que hablas-. Decia Sasuke con pose pensativa

-!Aahhhh! olvidalo, vamos a desayunar-. Incitó el rubio mientras avanzaba a la parte inferior de la mansión.

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Despues de haber desayunado lo suficiente, entre bromas y risas. Se dirijieron a la escuela de Naruto e inmediatamente pasaron a la dirección.

-Vieja Tsunade-. Saludo el rubio con energía mientras tomaba asiento junto al azabache.

La rubio hizo acopio de todas sus fuerzas para no golpear al mocoso que tenia enfrente.

Se aclaro la garganta en señal de advertencia para los dos presente, pero en especcialmente para el rubio.

-Bueno Uzumaki, como bien sabes estas a unos meses de salir de esta escuela y elegir el rumbo de tu vida. Por lo tanto estamos haciendo los preparativos para su despedida y entrega de reconocimientos que les serviran en algún momento de su vida.
Así qu-.

-Vieja Tsunade, no asistere al evento-. Interrumpio el rubio mientras tensaba su cuerpo.

-¿Qué? ¿Estás bromeando mocoso?-. Pregunto la ojimiel mientras alzaba una ceja.

-No, no podre asistir por razones familiares. Así que quiero pedirte de favor que lo que vayas a entregarme se lo des a Sasuke.
Tengo que hacerme cargo de algunas cosas respecto al clan y no tendre tiempo, lo siento vieja Tsunade-. Dijo un apachurrado rubio mientras se retiraba del lugar dejando atrás a los mayores.

Realmente queria asistir al evento. Queria seguir divirtiendose con sus amigos, pero sobre todo seguir disfrutando de la compañia de Sasuke.

Hace un par de meses que sus padres le habian mencionado qué en cuanto saliera de la escuela, se iria a forjar su caracter al extranjero. Donde ahora de encontraban ellos.

Tendría que dejar toda la vida que llevaba en Konoha, por el bien de su clan.

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Despues de que el ojiazul se retirara de la direccion, Tsunade arreglo los ultimos detalles con Sasuke.

El azabache le explico la situación del rubio a la ojimiel, la cuál comprendió y le mando sus mejores deseos.

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El regreso a casa fue de lo más incómodo y silencioso.

El rubio sentia una opresión en el pecho cada vez qué caía en cuenta de su realidad de qué estaría largo tiempo fuera de su hogar.

Queria llorar y gritar a los cuatro vientos qué no queria tomar el mando del clan, pero entonces Sasuke correría peligro y estaría robandole nuevamente su libertad, algo qué no quería.

Sasuke noto el ligero temblor en el cuerpo más pequeño, no sabía que hacer o decir exactamente.
Queria abrazarlo y nunca soltarlo, pero eso no era posible.

No podía romper el telón falso que habian formando, donde el era solo el esclavo del rubio sin derechos ni privilegios .

-Naruto, ya llegamos-. Anuncio al notar lo distante que estaba el menor.
-Ire  arreglar el papeleo de tu escuela, si quieres ve a distraerte un poco-. Sugirio el mayor mientras se adentraba en la mansión.

Sasuke cayó al suelo con un peso extra encima. Él rubio se había abalanzado sobre su persona cayendo ambos en el proceso.

-!Hey¡ Dobe, levantante pesas-. Trato de zafarse el ojionix, pero el rubio se aferraba a él con todas sus fuerzas al mismo tiempo que escondía su rostro en su cuello.

Naruto se sentia tan miserable de  siempre refugiarse en Sauske cuándo deberia ser al revés. Queria que el tiempo se detuviera en ese momento para poder seguir disfrutando del aroma de Sasuke.

Pero eso no era posible, desde hace algún tiempo había comenzado a experimentar
extrañas emociones cada vez que estaba cerca del mayor.

No queria sentirse de esa manera, pero por mas que luchaba contra sus emociones y creía haberlas borrado, siempre terminaban regresando con más fuerza.

Sin darse cuenta, pequeñas lagrimas comenzaron a brotar.

Queria gritar y huír de todo aquello que lo brumaba, quería atesorar a Sasuke, amarlo y cuidarlo. Sabía que estaba mal, y ni siquiera sabía correctamente el significado de querer a alguien.

¿Que pasaría si todo aquello que sentía se lo dijera a Sasuke? ¿Lo vería como un bicho raro?  ¿O sentiria repugnancia hacía su persona?

Mil pensamientos bombardeaban su mente, estaba tan ensimismado en sus pensamientos, que ni siquiera noto cuándo el azabache se acomo y lo abrazó.

Era una sensación cálida, pero al mismo tiempo extraña. No era nada similar a cuando abrazaba a sus padres.
Está nueva sensación, era más grata.

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Noto cómo el cuerpo más pequeño sobre él, comenzaba a hípar debido al llanto.

Nuevamente esa sensación de agonía, se alojo en su pecho.
No le agraba ver de esa manera al menor, desearía poder protegerlo toda su vida, pero el destino no estaba a su favor.

Así que al menos por una vez, se permitiría el poder estar de una manera melosa con el menor, abrazandolo y acurrucandolo en sus brazos.





El esclavo que se convirtió en el amor de mi vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora