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De cierto modo es gracioso, de cierto modo es triste

La vida humana está hecha de decisiones:

Sí o no...

Un mundo perfecto, sin dolor... Sin errores...

Dentro o fuera...

Irse lejos, sucumbirse a la oscuridad y perderse...

Arriba o abajo...

El último rayo de sol; desprenderse de lo que algún día importo.

Y luego están las decisiones que de verdad importan:

Amar u odiar...

Tirado en el suelo, quebrado,
escuchar gritos de agonía... retumbando por doquier.

El ser un héroe o el ser un cobarde...

El Kyubi. Viéndolo destruir todo a su paso... Sin hacer nada.

Pelear o rendirse...

Naruto llorando, apunto de quedarse solo...

Vivir... o morir...

Su corazón deteniéndose...








Era la enésima vez que vomitaba, uno de sus brazos rodeaban su estómago y el otro lo tenía fijo en el suelo, impidiendolo caer en su propio vómito. Sasuke solo miraba al hijo del hokage en silencio, sin expresión alguna. Hundido en un solo pensamiento.

Su primera misión... Fallida.

Muy posiblemente estaba apunto de morir, ahí encerrado en una prisión en quien sabe dónde, y lo único que podía pensar era en la expresión de su padre y los altos mandos del clan, al saber que había fallado, que había sido capturado.

Durante todo el viaje, las palabras de su padre habían permanecido en su cabeza, "escoltar a un anciano, uhm". Su expresión y la manera en la que su progenitor resopló, había hecho que algo se le removiera en el joven Uchiha. Inevitablemente Sasuke pensó en los asentimientos de cabeza, que con orgullo, su padre daba a su hermano mayor cada vez que salía de casa a una misión importante en Anbu. Claro estaba que no se podía comparar con Itachi, no podía llegar a ser como el, Sasuke lo tiene claro desde que se dió cuenta de lo prodigioso que era su Nii-San, sin embargo, pelea por lo menos obtener un poco del orgullo de su padre.

Su madre dice que Fugaku está orgulloso de ambos, pero que se le es difícil demostrarlo.

El sabe que miente.

Pero el problema no solo erradica en su padre, si no en todo su clan. Para los Uchihas, siempre el ha sido el segundo, y siempre lo será. El segundo hijo de Fugaku, el segundo en la línea para ser jefe del clan, a veces solo piensa en huir, en correr lo más lejos que pueda y olvídarse de su propio nombre.

Pero entonces, ingreso en la Academia, y había una luz al final del túnel. Era el más talentoso de su grado, todos lo seguían y permanecían fascinados con cada movimiento que hiciera. Pueden llamarlo egocéntrico o narcisista, pero eso le gustaba. Tener su propio espacio para relucir, incluso si se graduó a una edad promedio, fue una etapa agradable. Y se suponía que seguiría así.

Ser Gennin, no debía cambiar tanto su estatus, incluso si hacía equipo con el inútil del hijo del Hokage y la empalagosa civil de cabello rosa, no afectaría su desempeño.

La Última PromesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora