Luna se encontraba de rodillas sobre el suelo, revolviendo apresuradamente el ultimo cajón de un pequeño buró en el salón donde Irene le había ayudado a arreglarse.
Sus manos estaban llenas de sangre, una más que la otra. Su vestido se sentía pesado y húmedo por la misma sustancia carmesí que salpicaba levemente su rostro, gotas que habían quedado secas cuando el cabello del chico había rosado su mejilla.
Por fin encontró lo que buscaba, un paquete de algodón, un bote de alcohol, gasas, sutura y un par de vendas. Se puso de pie a una velocidad descomunal y salió sin cerrar la puerta. Corriendo, bajó las escaleras sin importarle la posibilidad de caer por los tacones. Llegó al cuarto de invitados y al entrar, inmediatamente le entregó lo que traía en sus manos al señor James.
Johan entró apresuradamente un par de segundos después. Traía un boul con agua, tijeras y trapos limpios que seguramente necesitarían.
—¿Se pondrá bien? —preguntó el chico de ojos verdes mientras le entregaba todo a su padre. Sus ojos estaban rojos y su respiración era pesada.
—Aún no lo sé —le respondió el Señor James a su hijo, parecía estar haciendo algún esfuerzo para que su voz sonara tranquila. Sus manos temblaron levemente al ponerse los guantes.—, primero tengo que ver que tan grabe es la herida.
—¡Haz algo! ¡Maldita sea! —gritó Johan de repente haciendo que ella se sobresaltara por un instante.
Lo vio llevarse las manos a la cabeza y enredar sus dedos entre sus cabellos. La tensión en sus músculos se notaba a simple vista y por lo visto no podía mantenerse quieto en un solo lugar.
—Necesito a que me ayudes a desvestirlo —le pidió el señor James a su hijo mientras se apresuraba a colocar sobre la cama, junto al muchacho herido, todo lo que ella y Johan habían traído.
Johan se quedó paralizado por un momento y luego reaccionó violentamente golpeado la pared tras él con un puño cerrado. Se acercó con movimientos brucos a su amigo inconsciente. La furia lo dominaba. Y cuando ella tomó conciencia de si misma ya estaba plantada frente a Johan con una mano en su pecho, deteniéndolo.
—Yo lo haré —le dijo con vos firme, procurando que en su mirada el entendiera porque le había dicho eso.
Sin esperar respuesta se dio media vuelta y comenzó a desvestir a Arthur. Primero deslizó la chaqueta negra fuera de sus brazos y la tiró al suelo. En seguida sus manos temblorosas descharcharon con rapidez los botones de la camisa blanca teñida de sangre y liberaron los brazos del muchacho. Su torso descubierto le permitió ver las ligeras cortadas que decoraban su abdomen plano e inmediatamente su mirada fue atraída por una herida más profunda cerca del costado derecho, justo sobre la pretina del pantalón, parecía una puñalada.
Soltó un pequeño suspiro y acercó sus manos de nuevo. Sacó con cuidado el cinturón, lo dejó a un lado y le descharchó los pantalones. Los deslizó unos centímetros hacia abajo junto con su ropa interior dejando libre los alrededores de la herida y se enderezó mientras retrocedía unos cuantos pasos.
—Gracias —le dijo el Señor James, regalándole una sonrisa de boca cerrada. Ella creyó ver confusión y alerta en su mirada— . Tienen que esperar afuera —pidió, ahora mirando a su hijo.
—Me quedaré —afirmó el chico.
—Johan —la voz de su padre endureció—, por favor.
El no dijo nada, le regaló una ultima mirada al cuerpo tendido en la cama y salió de la habitación. Ella lo siguió cerrando la puerta tras ella y lo vio sentarse en uno de los sofás de la sala.
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Bajo la Portada (En edición)
Fiksi RemajaLuna era una chica aparentemente introvertida que de pronto se topa con un chico que la amenaza con una pistola para que lo bese, obligándola a entrar a un mundo desconocido para ella, donde se vera envuelta en ciertas situaciones algo comprometedor...