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porque esta muchacha también merece mucho en su cumpleaños.

fryktt , para ti.

feliz cumpleaños, preciosa persona 💕



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Se regresó a la carretera de donde vino muy atemorizado, casi despavorido. La cara la tenía más pálida de lo normal, y es que había cometido un error. Más bien, fue un total accidente, pero seguía sintiendo el remordimiento de sus actos corriéndole por las venas cual desatada maratón. Con solo recordar la fracción fatal de segundos que tuvo que vivir en manos de ese hombre se le venía el mundo encima. El resonar de la bala al aire, el choque, la caída de un cuerpo finado a medias, el mugir desconcertado de las vacas, la pistola caliente entre sus falanges...

La bala atravesó una piel.

Pedaleaba con más ímpetu para que el golpe del viento en su rostro le refrescara los pensamientos y así olvidar parcialmente todo.

Se bajó de la bicicleta al quedar frente a la fachada de la humilde casa de la madre de su mejor amigo, sacó una copia de llaves de la canasta que traía la bicicleta y encajó esta con la cerradura. Sin embargo, la puerta se abrió antes de siquiera girar la llave.

—Jungkook —se pasmó.

—Taehyung... —respiró pesado, se relamió los agrietados labios secos e intentó no bajar la mirada.

—¿Qué pasó? ¿Hablaste con él? —inclinó su rostro y se puso a la misma estatura encorvada del pelinegro, rebuscándole la cara.

—Taehyung... —repetía su nombre, negando con la cabeza y viéndose las manos, como si en estas fluyera la sangre de su abuelo— Creo que... —Taehyung se estaba impacientando, así que le tomó de las manos y las apretó ligeramente para hacerlo volver en sí, a la realidad— Creo que... le disparé —soltó con voz queda, muy queda—. Le disparé.

—🥩—

Pasaron un par de días, donde ambos chiquillos evitaron tocar el tema del supuesto tiro al aire. Taehyung apuntaba a la idea de que todo fuese un accidente, pero Jungkook aún se culpaba en silencio. Jungkook solo esperaba a que el teléfono volviera a timbrar para recibir un griterío de su otra familia sin remedio alguno, porque sentía que se lo merecía. Le había disparado en un brazo por andar tironeando una pistola, y esperaba otro áspero tratar. 

—Oye —Taehyung sabía exactamente en lo que estaba pensando mientras apartaba la mirada de la radio—, no le des más vueltas —le sobó una mano—. Ha pasado una semana, déjalo ya —pero al ver al pelinegro sacudir la cabeza en negación, se paró a desconectar la radio y volvió a postrarse ante él—. Oye.

—Taehyung, por favor, déjame —le alejó de un manotazo.

—No. Oye —insistió tironeándole una oreja—, te dije que te haría olvidar de todo eso y no voy a desistir. 

—¿Y cómo piensas hacer eso, ah?

«¿Con un beso, quizás?»

Taehyung borró ese pensamiento de su cabeza. 

—Algo se me ocurrirá —bajó la mirada para disimular su sonrojo—. Ya vuelvo —se fue escaleras arriba, al baño. 

Jungkook quedó solo. Le empezaba a rugir el estómago, así que se puso de pie para ir a la cocina. Abrió la nevera y halló restos de comida. Sin importarle mucho de lo que se tratara, lo echó en un sartén y prendió una flama. 

del cuero • taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora